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Últimamente me he puesto a pensar qué sucede en el cerebro humano cada
vez que olemos algo que nos agrada o bien, que nos resulta repulsivo....qué
hace que, al destapar un frasco de perfume o sentir el aroma de nuestro postre
favorito, ese que nos hacían nuestras madres o abuelas; el corazón se nos
dispare de emoción y retrocedamos en el tiempo. Daría lo que fuera para volver
a sentir los "picarones"de mi abuela, unas tortas hechas con melaza,
zapallo y harina de trigo y perfumadas de canela, cáscara de naranja, clavo de
olor y un chorro de vainilla; estos postres inundaban la casa con una aroma de
cielo que se mantenía por días.
Estudiando por ahí, me he enterado que en el cerebro humano el mecanismo
del olor es altamente selectivo (y eso que solo podemos diferenciar un 20% de
los olores a los que estamos expuestos durante un día de nuestra vida);
captamos por dos lados diferenciados de nuestro cerebro: el cortex olfativo,
que nos hace oler y el hipotálamo, este último responsable de, entre otras
cosas, la memoria, las emociones y el placer. El perfume entra directo por esta
vía, bombardeando nuestro cerebro con imágenes y sensaciones que se traducen,
en algunos casos, en recuerdos y en otras, en la capacidad para emocionarnos
ante un nuevo olor. Así elegimos nuestro perfume.
Mi amor por los perfumes (digo amor, por que lo mío es más que una
afición), surgió desde muy pequeño, tal vez dos o tres años; a esa edad me
vacié encima un frasco completo de Ô de Lancome, derramándola sobre mi ropa y la cama de mi madre...el olor cítrico
y algo áspero, se mantuvo por meses y al parecer me acompañó para el resto de
mi vida. Yo no lo recuerdo, aunque el aroma de este chipre verde siempre me
hace que mi corazón lata con más fuerza; lo que sí mantengo vivido en la
memoria son los perfumes de mi abuela, no solo los que salían de su cocina,
sino también sus aromas personales: crema de rosas (Hind's) para las manos,
Opium y su olor a la corte imperial de China y el bello Ysatis de las ocasiones
especiales. Siendo muy niño amaba enterrar la nariz en su almohada los
domingos, cuando íbamos de visita a su casa, y sentir el rastro de sus caricias
fragantes.
Imagen extraída de: altonivel.com.mx |
Soy de la época de la antigua perfumería, la de creaciones barrocas cargadas de notas y
nombres rimbombantes, cuando no habían alérgenos o sustancias prohibidas y los
lanzamientos eran acontecimientos que rendían tributo a los sueños, creaban
universos olfativos y mantenían en alto el prestigio de la casa. El perfume era
una obra de arte.
En este blog busco reseñar mis sueños, pues esta empresa ha sido un
sueño; mostrar los perfumes como
catalizadores de recuerdos y emociones y, de paso, describir como huelen...para
que nos hagamos una idea de aquello que nos puedan producir, es una invitación
hipotalámica, aunque cualquier palabra, por más bonita o bien hecha que
parezca, nunca reemplazará a la experiencia maravillosa de destapar un frasco
de perfume y dejar que las gotas bailen sobre nuestra piel.
Estupenda idea, bienvenido
ResponderEliminarGracias...espero lo disfrutes.
EliminarPor favor, escribe más, me encantó tu blog, es muy bueno, también soy de la idea de que los perfumes no tienen sexo, y si te gustan, simplemente los usas.
ResponderEliminarHe leído varias de tus reseñas en Fragrantica.es y cada vez que quiero saber sobre un perfume me fijo en tu perfil jajaja...
Espero escribas pronto, saludos!!! C:
Por favor, escribe más, me encantó tu blog, es muy bueno, también soy de la idea de que los perfumes no tienen sexo, y si te gustan, simplemente los usas.
ResponderEliminarHe leído varias de tus reseñas en Fragrantica.es y cada vez que quiero saber sobre un perfume me fijo en tu perfil jajaja...
Espero escribas pronto, saludos!!! C:
Hola Kevin! Cómo estás? Gracias por el voto de confianza, me siento alagado. La verdad es que no he escrito no por abandono sino por tiempo, he tenido mucho trabajo pero tengo proyectos en puerta que espero tener listo pronto!
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