FELIZ AÑO NUEVO A TODOS...
Año de
lanzamiento: 1978
Creador:
Gerard Goupy y Jean-Claude Niel.
Estado:
descontinuado.
Principales
notas (o a qué huele en mí): musgo de roble, bergamota, flores blancas, polvo
de iris atalcado y vetiver polvosamente verde. Hacia el final de su estructura
olfativa, maderas cálidas y suaves.
Sentimientos
que causa: soledad y disfrute personal. Otoño, brisa y oscuridad.
Usos:
como una obra de arte escasa; debe usarse cuando uno sienta la necesidad de
disfrutar consigo mismo.
Duración
y estela: en mi piel 6 horas con notas punzantemente verdes la primera de ellas
(sin que sea avasallador). Pasada una hora de aplicado, se mantiene como un
halo polvoso, perceptible en cada movimiento.
Verdes
potentes avasalladores y amargamente fúnebres; los chipres antiguos sorprenden
por su aspereza de naturaleza indólicamente vegetal (son un poco amargos, un
tanto agrios y ásperamente pútridos); no hay un punto de respiro en ellos, no
hay aire, una sola gota de dulzura o un acorde inspirador que nos aporte la
calidez de una caricia sobre la piel.
Descubrí
Silences de Jacomo a los 13 años, en un pequeña aguja que una amiga del colegio
me regaló. Ya en esa época (1995) había
comenzado mi fascinación por los perfumes y tal vez, como era casi un niño, no
entendí la riqueza aterciopelada de su estructura aromática; mi amiga no lo
soportaba pues las confituras doradas de
Trésor de Lancôme (todo a mi alrededor era Trésor) y Edén de Cacharel,
inundaban el gusto olfativo del público. Silences era un animal raro en aquel
entonces, sobre todo en mi círculo, razones de sobra tenía esta adolescente
para deshacerse de la muestra y dándome así, la oportunidad de devorarlo
glotonamente, sin un ápice de culpa y con un poco de fascinada repulsión.

Dejé de
ver la fragancia, hoy se ha vuelto un animal exótico y raro; olvidé su aroma,
pero no su aspecto y su nombre, evocador de nostalgia, magia, tristeza y
oscuridad. No se la causa pero, la definición
que se esconde tras el concepto de silencio, siempre me ha provocado
sentimientos que rayan en una concepción romántica (haciendo alusión al periodo
literario y no al concepto) del mundo: oscuro, gris, sin esperanza y
pacíficamente solitario. El silencio, para mí, es una invitación a alejarme de
todos y a sentirme el único habitante del mundo, nostálgicamente sereno y
tranquilo.
Hace un
par de días me topé con esta fragancia por casualidad, entre un grupo de bolas
negras icónicas y mistéricas que incluyen Balahe de Leonard y Nocturnes de
Caron (todas vintage), reconocí inmediatamente su esfera negra y misteriosa y
al destaparlo, toda la tristeza de la creación se apoderó de mi alma; fue tan
impactante, tan chocante, tan profundamente oscuro que no pude dejarlo ir o
bien, el me atrapó en su tela de Aracne y me dicta, desde la distancia, todas
las cosas que quiere que diga sobre sus efluvios aromáticos, como si estuviese poseyéndome....
Silences
abre áspero, verde y cítrico con reminiscencias a los chipres antiguos cargados
de musgo y notas ácidas (siempre me ha parecido un acorde animal-vegetal, como
si una planta sudara). Podría parecerse a Chanel 19 pero encuentra su hermano
en Givenchy III (uno de los grandes verdes que han existido y que, algún día me
atreveré a reseñar), ya que su salida se acomoda en un cítrico herbáceo,
ligeramente amargo y mineral, casi medicinal, sin embargo, su aspecto es fresco
y suave, como podría serlo un clásico. Pasados unos minutos de su evolución,
los aspectos astringentes de las hierbas y la bergamota, van siendo matizados
por polvo de iris y florales frescos (desde una perspectiva tradicional),
índoles florales blancos propios del muguete y algunos unisex como la lavanda,
que le insuflan aire y liviandad a la construcción tan verde y áspera del
inicio.
Si
pudiésemos construir un artefacto olfatorio y mezclásemos perfumes en el,
Silences sería el hijo de Chanel 19 y Givenchy III con ADN de Y, algo de Madame
Rochas y la nostalgia de L'heure Blue; no se confundan, no afirmo que sea una
copia de estos, sino más bien una inspiración conceptual. Es verde, amargo, cítrico,
astringente y polvoso; un llamado a la introspección, a la soledad y al
disfrute personal.
Al final
de su estructura la fragancia se acomoda
es aspectos vegetales-leñosos, como si el aroma verde de un capullo, propios de
sus notas de salida, mutarán en el tallo florecido, maduro y firme de una
planta que ya ha vivido varios otoños. En este punto la fragancia es musgo de
roble, polvo de leña verde propio del vetiver y un suave halo cálido de
almizcle que, pese a sus características animales, no le aportan suciedad a la
estructura.
Silences
es un perfume de otoño pues no es lo suficientemente leñoso, especiado o
caliente para el invierno pero, tampoco es completamente floral, cítrico (en el
sentido clásico) o fresco para el verano. Es un aroma intimista que está en
medio de todos los acuerdos olfativos que podamos conocer; aún cuando esto
puede parecer aburrido y poco motivador, la esencia es todo menos eso, pues su
complexión es conceptual y paisajística como una acuarela que, al verla
rápidamente, pareciera no poseer una forma definida pero, al ser apreciada con
detenimiento y emoción, se descubren los elementos ocultos, los colores y los
matices que se dejan ver bajo el ojo de la paciencia y el corazón.