Año de
lanzamiento:1983
Creador: Daniel
Moliere
Estado:
descontinuado.
Principales
notas (o a qué huele en mi...): ciruela, piña, mandarina y trazos verdes
ligeramente metálicos que dan paso a flores blancas cremosas y algo polvosas (tuberosa,
iris, orquídea, jazmín, ylang-ylang, rosa, azahar). Hacía el final almizcle,
algalia y vainilla, como un sudor dulce.
Sentimientos
que provoca: exotismo de otras épocas, dramatismo y sensualidad.
Usos:
especiales y sobre todo cuando se desee impactar o golpear con el perfume.
Pocas veces digo esto, pero este perfume es, literalmente, un arma mortal. Úselo
con precaución.
Duración
y estela: enormes aunque lo pude percibir solo por seis horas creaba un halo en
mi muñeca del que no podía arrancar.
Balahe nació en una de las épocas que considero la más fructífera y arriesgada de todas las que ha visto la perfumería: los años 80, cuando aún existían una gran selección de los grandes clásicos, reformulados en lo más mínimo y acorde a la disponibilidad de materias primas más que al mercado, pero también, nuevas fragancias atrevidas, profundas y complejas donde elegir. Muchos de mis favoritos provienen de esta década y obedecen a distintas categorías olfativas que, según mi opinión, fueron magistralmente representados pero, durante el lanzamiento de Balahe; Opium, Cinnabar o Coco, la familia de los orientales picantes y opulentos, eran la última moda y dictaban las directrices de como oler.

Dulce, agrio, cremoso-polvoso y con toques de sudor...
como un día en la playa donde el la exquisitez del calor puede
agobiarnos; si el Sudeste asiático tuviese una aroma, sería Balahe.
Descubrir perfumes es una experiencia motivadora que, en algunas personas como yo, hace cruzar la línea de la razón y decanta en una multiplicidad de imágenes evocadoras. Catar un perfume es beberlo de a poco, sin prisa y abriendo los abanicos del corazón, es un momento único y casi sagrado que, en su paso, nos ayuda a reconocer nuestros propios sentimientos. Desde que empece a escribir de aromas...he ido escribiendo sobre mis propios sentimientos, ordenándolos y descubriendo facetas de mi propia alma. Al final un perfume es un ente vivo, complejo y repleto de matices que hay que conocer y desear amar...como las personas.
Próximamente: Van Cleef & Arpels pour Homme...
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