No es un secreto la pasión que siento por Sophia Grojsman, no hay
creación de esta magnífica mujer que no me inspire a
soñar. Sus florales opulentos llenos de matices dulces-cítricos y profundos me hacen
pensar en espacios de tupida
vegetación, donde la realidad de la naturaleza se funde con la irrealidad de
universos paralelos llenos de elementales que juguetean con las mentes de los
humanos haciéndoles vivir sueños perfumados. Los florales de esta creadora son
apuestas únicas y poderosas que bien podrían representar la poción narcótica
que Oberón exprime sobre los ojos de Titania para conseguir el amor eterno; Grojsman
logra, como pocos perfumistas, la fusión escandalosa de las flores rociadas con
suave polvo de incienso y potenciado por la frescura verde del sándalo unido a la calidez
sencilla de maderas nobles. Un Kashaya, París, Beautiful, Volupté o un Trésor,
por nombrar solo algunos, han marcado tendencia y han sido imitados una y mil
veces, representando lo mejor de la esencia femenina: la fuerza, la belleza y
la femeneidad delicada que lo trasciende todo.
En el hemisferio donde tengo mi hogar despierta la primavera
después de un largo, gris y
lluvioso invierno; los narcisos, primeras flores en
despertar del frío, dan la bienvenida a los tímidos rayos de sol que calientan
con candor nuestras tardes.
La primavera
ha llegado y con ella el amor y los florales; algunos simples otros
dramáticos y barrocos, pero todos dulces, llenos de magia y calor, destinados a hacer aún
más bella la época más bella del año. Sophia Grojsman logra capturar la belleza
de la primavera en cada una de sus creaciones, por ello dos de los perfumes de
este post han surgido de su genio creador.
Es necesario aclarar que, desde mi opinión, existen florales
invernales y otros que llevan el calor del sol en sus botellas; no pretendo dedicarme a soliflorales, sino más bien opinar sobre
sobre esencias luminosas que recrean la
alegría de la época donde las flores despiertan de su sueños perfumados y
exhalan a la vida la belleza de sus esencias.
Este post está dedicado a algunos maravillosos florales que han
captado mi atención a lo largo de los años…algunos lo he conocido de cerca
otros ha pasado por mi vida como fugaz brisa, pero todos han dejado su huella
imborrable en mi memoria y forman parte de mi bagaje aromático de fanático
amateur.
Amarige de Givenchy:
Uno de los florales más bellos y arrolladores que
existen, fue creado por Dominique Ropión en 1991. Esta fragancia es
intensa, cálida y vivaz; no sé como había dejado pasar tanto tiempo sin dedicarle unas líneas
a uno de mis florales favoritos, un aroma único que toda mujer debe poseer y
que un hombre debería oler directamente desde el cuello de su amada.
Amarige es intenso y esa palabra es la que mejor lo describe, sin embargo,
a mi me parece suave, delicado y
festivo, profundamente alegre, será que la persona que lo
usaba, y por quien logre
conocer muy bien este perfume, era tan chispeante y
divertida que su olor me parecía una aspecto más de su personalidad. Amarillo,
día de verano o tarde de primavera al aire libre es lo que este perfume
es para mi, un perfume lleno de magia que me recuerda las locuras de mi suegra
que ya no está con nosotros…ella amaba Amarige y ese perfume en mi mente es tan
hermoso como ella.
Abre con una salida potente
de mimosa, tuberosa y un acuerdo de rosa, ylang-ylang y jazmín que recuerdan el
aroma rosado dulce-cítrico de las fresias; tal vez en este punto se sienten
unos frutales suaves, algo de azahar y nerolí que acidifican la potencia de las flores
pero esto, en vez de molestar, da un respiro a la intensidad floral que lo
embarga todo.
Hacia el final,
gardenia, clavel, un toque verde de sándalo, algo de almizcle
blanco, un delicado tono de vainilla y un punto de cedro, le dan profundidad a
los florales divertidos que duran horas.
Está reformulado, lamentablemente, sin embargo, sigue oliendo
maravilloso y siendo el mejor representante de una primavera soleada y llena de
amor.
Kashaya de Kenzo:
Kashaya está por toda la habitación mientras escribo estas notas y la
fragancias salta, corre, se ríe cristalinamente a mi alrededor, llenándolo todo con su espíritu travieso de
hada bailarina y es que es de una belleza tan profunda que me tiene hipnotizado
de amor por el. Encontré por casualidad uno botella de esta creación de 1992.
El único perfume descontinuado de la lista y uno de los más bellos
y profundos; podríamos hacer una semejanza entre este y otro floral de
Grojsman: Sun Moon Stars, con quien comparten una serie de notas y además la
misma columna vertebral, sin embargo, donde el Kenzo es alegre y arrollador el
Lagerfeld es misterioso y nocturno.
Sus notas de inicio son una mezcla de frutas jugosas y flores
frescas, un acuerdo de piña, durazno, chabacano, algo de azahar que le da un
aspecto plástico y ligeramente sintético que, sin embargo, es aplacado por la
cremosidad dulce de los florales que se superponen unos con otros: jacinto,
narcisos, algo de nardo y una poderosa azucena refrescada por una rosa fresca
no polvosa, llenan esta creación de dulzura floral de los noventa. Al final de
su estructura olfativa, ámbar, algo de sándalo y vainilla, le dan la calidez de un ocaso que anuncia la
llegada del fabuloso verano.
Lamentablemente muy difícil de encontrar debido a que, en la época
de su lanzamiento, no vendió como se esperaba.
Eternity de Calvin Klein:
Este bello floral lo uso mi madre un par
de veces durante los años noventa y como guiño a esa época lo volvió a comprar
hace poco. Sigue siendo tan hermoso como recordábamos, pero su espíritu eterno
ha sido rebajado o bien, la perfumería ha dado tantas vueltas que ya no es lo
especial que solía ser aún así, mantiene su magia de floral ligeramente “engomado”
que tanto me gustaba de niño.
Su acuerdo de rosa profunda, ligeramente
amielada, matizada con clavel, muguete algo de violeta y jazmín lactónico, sirven
de marco para una azucena gloriosa que lo inunda todo.
¿Qué
lo hace diferente y atemporal? La presencia de una fresia fresca y ácida
que, unida a las notas verdes y los cítricos de las salida, lo transforman en
un perfume que puede ser llevado por cualquier mujer que se aprecie de femenina
y elegante. Es un aroma muy distinguido.
Grojsman hasta la médula: rosa, violeta, jazmín,
clavel, ámbar, sándalo y almizcle son parte de la firma de esta perfumista que
ha llenado al mundo con sus florales gloriosos.
Eternity fue lanzado en 1988 como una oda
a las cosas bellas y verdaderas de la vida.
Diorissimo de Dior:
Obra de arte gloriosa y simplemente floral. Diorissimo es un jardín
fresco y verde bajo una lluvia primaveral; he tenido la posibilidad de conocer
muy de cerca una versión vintage de 1990 (obviamente reformulado) y debo decir
que es de una simpleza magnifica, fresca candidez y espíritu atemporal de
clásico. Puede ser llevado hoy con la misma elegancia que en 1956 cuando Edmond Routniska lo creó.
Su salida es potentemente verde y húmeda, como a hojas de hierba mojadas
por el rocío, es un perfume suave pero que es capaz de llenarlo todo con su
simpleza; luego muguete, jazmín, lilas, azucenas y Amarilis cuyo acuerdo me
trae a la memoria el aroma amarillo de la mimosa.
Hacia el final de su escala olfativa, sándalo,
un leve toque de madera dulce y un punto ligeramente sucio (civeta, tal vez)
que resalta la sensación de humedad del inicio.
Pese a ser un floral antiguo no tiene
relación con los florales de otras
épocas cargados de aldehídos, polvo de violetas o rosas atascadas; es fresco y
suave, perfectamente simple y es, en este punto, donde radica su belleza.
Desconozco la versión actual pero si se
parece en algo a este glorioso floral, lo recomendaría como una bella apuesta para esta primavera.
L’air du temps de Nina Ricci:
Clásico de clásicos y floral de florales,
esta creación de Francis Fabrón y data desde 1948, buscando configurarse como
un canto de fe y esperanza a la época de libertad que se pretendía vivir
después de la Segunda Guerra Mundial.
He probado esta fragancia unas veinte
veces entre 1995 y 2015 y, sin lugar a
dudas, a sido reformulado más de una
vez, sin embargo, su simpleza de floral de clásico sigue intacta.
En materia de perfumes tengo una tendencia sinestésica que se alinea con otra de mis pasiones, la
pintura, y se expresa en que muchos olores los asocio con un color determinado
y este Nina Ricci posee la visión de un amarillo suave y al agua, casi como el de una acuarela...si
tal vez fuera una pintura seria un delicado Monet.
Su salida sorprende con una nota de
aldehídos suaves y aromas de nerolí
verde al agua matizado con madera dulce; luego clavel, jazmín láctico,
un delicado polvo de iris y violeta que le dan un toque antiguo y distinguido, casi
inciensado que se asocia a un sándalo verde, algo de clavo y un ligero toque de almizcle ambarado.
No recuerdo alguna instancia especial de
mi vida con este bello perfume, pero siempre me ha sorprendido como una mezcla
tan compleja y llena de ingredientes puede oler simple y sofisticada a la vez;
no podemos negar que posee la impronta de una fragancia clásica que lo puede
hacer parecer antiguo, sin embargo, la fórmula actual ha rebajado el clavel y los aldehídos,
potenciando el jazmín y la acidez verde inicial. Lo han actualizado haciéndolo
mucho más llevadero y, posiblemente, más actual, aún así su belleza clásica
surge en cada voluta de olor que exhala al vestirlo.
Plausures de Estée Lauder:
El último de esta lista de florales
gloriosamente primaverales fue una creación lanzada en 1995 que surgió del trabajo de Alberto
Morillas y Annie Buzantian. Adoré la astringencia casi mercurial de este floral
la primera vez que lo olí y aún, cuando han pasado 20 años de su creación,
sigue siendo enigmático, diferente y un poco espacial.
No es un floral dulce, delicado o acuático,
es más bien una flora metálica y glacial
que lo aleja del halo de natural belleza que ha construido su publicidad.
Enigmático e intrigante, abre con una fresia potente y ácida resaltado por
las bayas y la pimienta rosa que le dan un tono picante y astringente, casi
como a producto de limpieza; estas flores son matizadas por notas verdes, como a pasto fresco recién
cortado y luego, un dejo de polvo de violetas profundamente sintéticas y
plásticas que realzan esa sensación “poco natural” que posee este maravilloso
perfume. Pasado unos minutos: lilas, azucenas y jazmín, un toque de nardo y una
rosa fresca no polvosa lo llenan todo; hacia el final de su pirámide olfatoria
el perfume se funde con la piel dejando un estela suave de almizcle, pachulí y un toque verde leñoso producto del cedro unido
al sándalo.
He dejado otros bellos florales fuera de
este post en parte por espacio (podríamos llenar hojas y hojas de esta familia
tan abundante), en parte porque sus acuerdos olfatorios se orientan más hacia
el otoño o invierno (Addict, Poeme o J’adore por ejemplo) o bien por que han
sido incluidos en otros post (Anais Anais , Edén, París o Gucci Rush).
Deliberadamente deje fuera los niches, mi
idea nunca ha sido hablar y hablar sobre perfumes que muy pocos conocen, sin embargo,
hay gloriosos florales primaverales en Ramón Monegal, Serge lutens o Annick Goutal
por nombrar solo algunas marcas.
Florales hay muchos y para todos los
gustos pero todos llevan en sus corazones la belleza de las mujeres de todas
las épocas, las que nacieron y las que vendrán.
Hola Coke, quisiera hablar de Kashaya, mi hna lo adquirio de casualidad en un duty free en isla Margarita por el 2006, y le fascino y al buscarlo acá en Chile se entero que estaba descontinuado, pero hasta el día de hoy lo sigue añorando. Era un floral delicado, suave pero bastante perceptible ya que se sentía como una halo al rededor de ella de metro y medio.
ResponderEliminarBien mi hna tiene un tema ya que la mayoria de los perfumes que le han gustado han sido descontinuados, como Kashaya de Kenzo, Sensi de Armani que era fenemino y delicado, Beyond Paradise e Intuition de Lauder.
Atte Pablo
Pablo! Disculpa por la demora en contestar la verdad es que he estado muy ocupado...Kashaya es un perfume maravilloso y, como todas las creaciones de Sophia Grosjman (a quien admiro mucho) poseen el mismo ADN....Kashaya se parece mucho a Sun Moon Stars de Lagerfeld, que aún puede conseguirse por ahí.
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