“Hay en el
perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de
las miradas, los sentimientos y la voluntad. La fuerza de persuasión del
perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no
existe ningún remedio contra ella.”
El
perfume. Patrick Suskind.
Hace un tiempo que viendo escribiendo sobre uno de las variantes
de este mundo de los aromas que ha impactado
con fuerza en los coleccionistas y amantes del todo el mundo: el niche.
La perfumería Niche se reconoce como un área especial de la
perfumería caracterizada por fragancias que se alejan de la corriente comercial
y por ende, poseedora de construcciones aromáticas no siempre fáciles de
digerir. Se fundamentan en la elección de ingredientes de altísima calidad y
que persiguen una conceptualización tras cada creación; esto los hace costosos,
de escasa distribución y guardianes de la antigua tradición del lujo que
detentó la industria de las fragancias hasta principios de los 90, cuando
comienza su ocaso.
El Niche es ahora lo que la perfumería de diseñador fue hace 20
años atrás; pensemos en Opium de YSL con su estructura diferente y divergente, el
costoso sándalo indio de Samsara de Guerlain
o los aldehídos hirientes de
Teatro alla scala de Krizia.
Podría llenar páginas y páginas sobre las múltiples razones por
las que no suelo escribir sobre el Niche, sin embargo, todas decantan en un
hecho fundamental: los perfumes son para mi, como lo dijo tan sabiamente Jean
Paul Guerlain, la forma más intensa del recuerdo, por ende escribo sobre la
influencia que ellos tienen sobre mi y sobre mis emociones; el Niche es un
producto nuevo, maravilloso, lujoso e incomparable pero, por más que admire la
profunda belleza de Carnal Flower, jamás reemplazará las tardes de domingo y
las conversaciones con mi abuela que el oler una vieja botella de Ysatis,
provocan en mi corazón.
Vamos con la tercera entrega de algunos bellos niche que he tenido
la oportunidad de probar en diversas aventuras olfativas.
Ramón Monegal es un maestro perfumista español, heredero de una de
las tradiciones aromáticas más importantes de su país y del mundo: la casa
Myrurgia. Tras sus estudios en los talleres de la casa de su familia y después
de haberse encargado de la dirección creativa de la misma, decide construir su
propia firma de fragancias caracterizada por la presencia de materiales de alta
calidad y de un concepto orientado a los recuerdos y sensaciones causadas por
los acuerdos aromáticos.
Fragancias como “Entre naranajos”, “Kiss my name” o “Mon Cuir”,
construyen acordes olfativos que están orientados en la conceptualización de
ideas, basadas en sensaciones y recuerdos que se sustentan en el oficio de una
tradición aprendida desde los inicios del proceso, como la
maceración, extracción y/o producción de materias primas; hasta la
creación de complejas creaciones de autor, llenas de lujo y sofisticación.
La colección de la casa se orienta en tres aspectos: “Memorias” o perfumes
basados en momentos clave del creador; “Ediciones especiales” orientados a
cosechas determinadas y “Bespokes” o perfumes personalizados y exclusivos para
clientes exigentes y que pueden darse el lujo de costearlo.
La mansión Monegal se inauguró
en 2009 con sede en Barcelona.
Entre Naranjos:
Quien haya tenido la suerte de caminar en un campo de naranjos y
la sensación de dulzura y suavidad cítrica que el aire mezcla entre ellos, ha
olido “Entre Naranjos”.
Recuerdo que cuando pequeño, mi abuela poseía un jardín enorme, de
ella heredé mi gusto por oler todo lo que me rodea y por ende, en su casa
existían todos los aromas que la naturaleza nos puede ofrecer: plantas, hierbas,
frutos, flores, hojas y ramas que se
mezclaban con el aroma de la tierra mojada en el húmedo verano del sur
de Chile.
Los naranjos y los limoneros reinaban en el centro de ese
voluptuoso jardín, perfumando todo a su paso. Amaba restregar mi nariz en las
hojas tiernas de estos cítricos y aspirar bocanadas del aroma astringente y
vegetal que se mezclaba con mi piel; la unión de esos aromas fueron mis primeros experimentos olfativos.
Cítrico, naturaleza, ramas, hojas recién cortadas, capullos de
azahar, cáscara amarga y picante de naranjas frescas, todo eso es “Entre
naranjos”. La fragancia abre con un acuerdo de cítricos-florales balanceados y
bellamente naturales gracias a los acuerdos de naranja, petit grain, azahar y
neroli que finalizan en el reconocible dulzor de la fruta que ha alcanzado su
punto de maduración y por ende, su aroma y sabor absoluto, logrado por la
adición de ámbar, pachulí y la vainilla que construyen la sensación de la fruta
en su estado de absoluta madurez.
Si “Eau d´orange verté” de Hérmes es la naranja ácida, astringente,
fría, áspera y limpia, “Entre naranjos” es la fruta madura que explota en
jugos, calor y voluptuosidad.
Su duración en mi piel: 5 horas, siendo muy potente la primera
media hora.
Mon Cuir:
Una fragancia cuero se caracteriza por un acuerdo ligeramente
amargo, plástico y ahumado. Este Monegal no es la excepción. Abre con una
presencia de humo, amargo y sudado (que
me recordó a Cuir de Russie de Chanel, aunque en éste la nota “animal” está
delicadamente trabajada), que decanta en notas cremosamente indólicas del
jazmín-azahar y un punto verde y algo astringente que me hizo recordar el aroma
particular del tallo fresco de estas flores; luego maderas picantes, especiadas
y leñosamente dulces.
Mon Cuir es una fragancia animálica y sucia, con un dejo
potentemente quemado similar al aroma que entrega el alquitrán de abedul (nota
que le otorga el punto sucio a Shalimar vintage) y luego flores que rebajan
esta sensación de humo (no de incienso sino de incendio), otorgándole dulzor y
algo de frescor a un aroma que, de no poseer estas notas, sería muy difícil de
llevar.
Me pareció más usable por un hombre, aunque esto es una mera
subjetividad. Duración de 6 o 7 horas siendo potente las primeras dos.
Me gustan las fragancias cuero he tenido la posibilidad de oler (y
tener en mi colección) algunos de los mejores representantes de esta familia y
siempre los asocio con humo, tierra mojada, humedad, plasticidad y goma quemada;
Mon cuir no es vanguardista en este
sentido, pero explora una visión de un cuero casi sexual que lo hace explosivo
y atrayente.
Su estela es tan poderosa que me ha agotado (Rumba de Balenciaga
posee el mismo efecto en mi cerebro) y he tenido que respirar para alejarme de
el.
Duración en mi piel 8 horas, lo que es una eternidad para mi,
siendo muy potente (casi demasiado), las 2 primeras.
Kiss My Name:
Un floral blanco, pesado, profundamente dulce y barroco que surge
del acuerdo de jazmín, nardo y azahar que lo transforman en un aroma cremoso
con un final leñoso.
Este perfume es casi un soliflor caracterizado por la presencia
densa de la tuberosa o nardo y el jazmín; es lineal y a momentos un poco
aburrido, sin embargo, la calidad de sus ingredientes y la naturalidad de los
aceites florales, hacen que cada gota de esta fragancia valga la pena.
Nardo profundo y fragante,
crema de jazmín, un toque plástico tan propio del azahar y luego un
punto de madera picante y algo ahumada es el beso que queda sobre nuestra piel
al llevar Kiss my name. A momentos me recordó a Alien de Mugler, en la salida a
Amarige de Givenchy y a una colonia de jazmín que olí hace mucho.
Pese a la composición de sus notas y aún cuando huele clásico, un
poco antiguo y tiene la impronta de la perfumería tradicional, este aroma posee
un tono relajado, alegre y aireado; no es una naif agua contemporánea sino todo
lo contrario, es un peso pesado monolítico que, sin embargo, no ahoga ni abruma
pues su estela dulce y láctica es una caricia delicadamente femenina.
Su duración es mediana a pesada
y su estela es enorme la primera hora u hora y media de aplicado. Mucho
más femenino que unisex.
Imposible Iris:
Cuando leí el nombre de esta hermosa fragancia me imagine un
acuerdo ahumado, terroso, profundo e invernal, tan típico de los aromas de esta
nota; algo a medio camino entre Dior Homme y su olor de maquillaje antiguo
achocolatado y el polvo ligero de Hiris de Hermes, lleno de humedad y sombra.
Nada más lejos de la realidad, Impossible iris es un floral luminoso,
dulce-ácido y chispeante, con una adición de frutas y un poco de jazmín cremoso
que lo hacen femenino y suave.
La fragancia abre con una fuerte presencia de florales amarillos:
ylang-ylang y mimosa que son matizados por un jazmín láctico y con fuerte aroma
a crema de leche rebajada gracias a la dulzura acidulada de la frambuesa y la
presencia melancólica del iris que, pese a estar en gran cantidad, no alcanza a
quitarle luz a este floral tan primaveral. Hacia el final de su evolución la
fragancia decanta en un acuerdo leñoso, seco y ligeramente frío con trazos de
crema y polvo húmedo de iris.
Es simple, bello, natural, cálido y luminoso al inicio; y frío,
ligeramente dramático y oscuro hacia el final…imposible no quererlo e imposible
no desear salir cantando al olerlo en la piel.
Próxima entrega de perfumes niche: Andy Tauer.
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