La casa Cartier es reconocida como uno de los máximos
representantes del lujo y la calidad basada en la utilización de los mejores
materiales unido a diseños de vanguardia y sofisticación. Los productos Cartier
incluyen no solo joyería, rama en la que han alcanzado el nivel de arte; sino
también, relojes, lentes, marroquería y perfumes.
Desde 1847 la marca es sinónimo de elegancia y buen gusto donde cada producto se envuelve bajo capas de
rojo oscuro sangre, el rojo Cartier.
En este post busco expresar las emociones e impresiones que me ha
producido uno de los perfumes más emblemáticos de la casa: Must en su versión
femenina y masculina.
Must de Cartier pour Femme:
Año de publicación: 1981
Perfumista: Jean Jacques Denier.
Estado: reformulado. Desconozco la versión vintage o la época de
su reformulación, pero aún cuando la versión que probé me parece soberbia,
intuyo que la original era mucho más amarga, áspera y metálica.
Notas (o a qué huele en mi): aldehídos y frutas dulce-ácidas,
luego cilantro áspero y un poco sucio
con florales densos que decantan, hacia el final, en especies picantes y
ligeramente dulces.
Usos: cuando uno quiere sentirse elegante, sofisticado y diferente
al resto.
Duración y estela: media a poderosa dependiendo de la sobre
aplicación. En mi piel duro 5 horas siendo muy potente la primera de ellas.
La versión sobre la que escribo estas palabras es la reformulada;
puede ser que la anterior haya poseído muchos dones y una estructura olfativa
que la acercan al nivel de obra de arte de la antigua perfumería y que esta, la
actual versión, sea diferente, más aguada o menos especial y profunda.
Construyo este post sobre la base de lo que sentí y solo lo puedo describir con
una palabra: maravilloso.
Must es una fragancia elegante, sofisticada, llena de matices y de
ingredientes de calidad; muchos podrían pensar que es para mujeres mayores, yo
no estoy de acuerdo con eso y tampoco concuerdo que sea femenina, es tan
especiadamente unisex que perfectamente podría ser vestida por un hombre.
La salida es afrutada y ligeramente aldehídica, notas de piña,
mandarina, bergamota y durazno (mucho durazno de hecho), que le confieren una
salida fresca y potentemente suave, sin embargo, esa sensación dura solo un par
de minutos (20 aproximadamente) y luego los frutales dan paso al gálvano
caracterizado por un acuerdo terroso-herbáceo, casi astringente y bastante
particular, como a semillas de cilantro (coriandro) trituradas en un mortero…de
hecho esta nota lo hace único. En este punto el frescor dulce de la salida se
vuelve áspero, metálico, con trazos de ámbar y maderas dulces ligeramente
picantes.
Pasada una hora o tal vez un poco más, la fragancia muta a un
narciso suave rodeado de una rosa polvosa que le dan un aire al aroma de la
mimosa y que anteceden al disparo de la nota de cuero, sustentada en la
presencia mineral del olor de la raíz del lirio. En este punto la frescura
inicial y la astringencia de en medio mutan en un aroma frío, dramático y un
poco oscuro propio del cuero en las fragancias de época.
Me es difícil reconocer el resto de las flores, tal vez huelo
jazmín oculto por ahí, pero más bien este olor se traduce en una nota indólica
con ligeros trazos de orina que, perfectamente, puede tratarse de la civeta. Ya
han pasado tres o cuatro horas de aplicado y el vetiver, el sándalo y el haba
tonka, se perciben a ras de piel; pero el perfume sigue siendo potente.
Una fragancia compleja y única que no es una composición moderna,
¡gracias al universo!, y por eso es distinta a lo que estamos acostumbrados. Un
perfume fuerte pero de estela moderada, aunque puede ser pesada con sobre aplicación,
unisex y de una duración más que aceptable para las fragancias de hoy.
Nota a parte: a pesar de que en imágenes el frasco con tapón de
plástico rojo Cartier puede verse un poquitín ordinario; el pomo en vivo logra
capturar una elegancia y simpleza muy particular. Reconozco que mi juicio puede
estar ensuciado con el hecho de que amé la fragancia desde la primera vez que
la sentí y, además, al hecho innegable de estar frente a un objeto Cartier… tal
vez, uno de los únicos que podría llegar a pagar.
Must de Cartier pour Homme:
Año de lanzamiento: 2000
Perfumista: Nathalie Feisthauer
Estado: No reformulado y descontinuado aproximadamente desde
2013. Las versiones que pueden
conseguirse por ahí responden a la fórmula original.
Notas (o a qué huele en mi): bergamota y clavel con un punto de
anís muy suave al inicio, luego canela, algo de vainilla y tonka que le dan una
calidez dulce y suave.
Usos: cuando uno se quiera sentir elegante y sofisticado.
Duración y estela: la duración es muy larga pero la estela es solo
a ras de piel. Es un perfume intimo y muy sofisticado.
Must pour homme es elegante, sofisticada y profundamente suave.
Este perfume es discreto, sin estridencias o puntos intrusivos que provoquen
malestar, es absolutamente único y de disfrute personal.
Es paradójico como a medida que pasan los años y vamos conociendo
los aspectos de este fascinante mundo de la perfumería, nuestros gustos y
apreciaciones al respecto van mutando en un reconocimiento de los elementos
sutiles de este arte magnífico. Hace un par de años o, mejor dicho, hace un par
de meses no me hubiese tomado la molestia de testear una botella de Must pour
homme, creo que la experiencia con el pesado Santos y sudado Declaration me
había predispuesto a pensar en Cartier como una marca para personas mayores y
la había tachado de mis posibles experiencias, sin embargo, en la perfumería
donde suelo comprar y que me hacen descuentos interesantes, observe una botella
de este jugo y me bastó saber que está descontinuado y ver el precio al que me
lo ofrecían para hacerme de un ejemplar.
Botella elegante, masculina y discreta, tapa rojo Cartier y un
atomizador ovalado, líquido ambarino ligeramente verde y aroma muy especial.
Abre con un acuerdo cítrico, dulce y acuática que lo hacen verde y
picante; luego canela y anís unidas a una suave y cálida tonka, más una
vainilla ligeramente dulce y cremosa que
aparece al final de su estructura.
Un perfume con una duración bastante elevada y con un estela tan
discreta que es la quinta esencia de la elegancia prudente. No está hecho para
destacar o introducirse en el espacio personal de los otros, sin embargo, se
mantiene en la piel de forma agradable, cálida, positiva y especial; como un
recuerdo que es sólo nuestro y sólo a nosotros nos puede hacer feliz.
Hace cuatro horas que lo llevo y puedo sentirlo en mi pecho y mis
muñecas…acompañándome. Me ha durado casi todo el día.
Aún cuando, me perfumo solo para mi, es la primera vez que siento
que realmente este perfume lo disfruto yo y que pertenece a mi universo personal,
privado, único e irrepetible.
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