martes, 6 de octubre de 2015

Fahrenheit de Dior en alguno de sus múltiples flankers...o la incendiaria nota que lo arrasa todo.


Tanto hablar de perfumes femeninos y probar esencias dedicadas a “ellas” me han hecho dudar del sexo que me tocó en suerte al nacer y, aún cuando, me considero bastante hombre y me gusta serlo, siempre he creído que el perfume es un constructo social basado en estereotipos culturales que prohíben a un hombre oler a flores, frutas o especias cálidas y a una mujer perfumarse con maderas; si esto fuese así ¿qué pasaría con Cabochard de Grés y su poderoso cuero? Todos los perfumes femeninos lanzados antes de los ochenta son, perfectamente, usables por un hombre.

Déjenme derribar un mito: las fragancias masculinas están llenas de flores y esencias “poco masculinas” lo que pasa es que poseen mezclas que hacen que una nota predomine por sobre la otra, por esta  razón la rosa profunda de Brit de Burberrys esta oculta bajo canela, maderas y un punto de cuero o los jazmines indólicos de, la que considero la colonia masculina por antonomasia, Eau Sauvage bombean sus efluvios bajo las capas vegetales de romero, menta y acordes de limón.



Faherenheit es en esencia un perfume floral aunque su denominación diga cuero, esta magnífica creación posee hoy una nota rebajada de violeta y lo alérgeno del clavel ha sido reemplazado por su contraparte “no dañina”; la fragancia a perdido parte de su encanto y pasó de ser un incendio provocado por petróleo a ser un fuego de gasolina, todavía es Fahrenheit, pero dista mucho de lo que fue, aún así, sigue siendo un floral potente y vanguardista.

Este perfume fue una revolución en la época de su lanzamiento; los frescos aromas hespérides, las pesadas maderas y los amargos tabacos, fueron reemplazados por un cuero sucio, incendiario, ligeramente sudado y floral, completamente alejado de lo políticamente correcto o de lo que era un perfume para hombres.  


En los noventa todos lo que podían darse el lujo olían a este Dior pues era un símbolo de elegancia y rebeldía basado en los aires de los nuevos tiempos: fin de la guerra fría y advenimiento de la androginia denim de los noventa; Fahrenheit se estructura entonces como un ícono del nuevo hombre que se preocupa de si mismo, de su aspecto y  exhibe su cuerpo como arma de seducción; si en los ochenta se pone de moda el fitness, en los noventa, un cuerpo definido, un abdomen depilado, un par de aretes, una cabellera larga y una chaqueta de cuero, marcaban la diferencia entre el macho contemporáneo y el que había quedado atrás; lo “arregladamente salvaje” estaba de moda y Fahrenheit supo capturar esa esencia: un poco dirty, crudo y áspero con algo de irreverencia que oculta un corazón sensible y con rasgos de ternura…pero muy en el fondo.

Por qué me decidí a hablar de este clásico, por que como buen ícono es perfecto para la época actual y su reestructuración de notas, desde mi perspectiva, han contribuido a hacerlo más portable, menos hiriente pero, igual de vanguardista y diferente. Aún cuando es un aroma archiconocido su presencia sigue dejando huella y sus acuerdos aromáticos poseen una estructuración diferente y sofisticada…nada que ver con lo que se esta oliendo hoy por ahí.

Este post aborda Fahrenheit clásico, buscando una comparación subjetiva entre la fórmula vintage (que uso mi tío casi por 10 años y que volví a probar hace una semana) y la actual del 2013 que poseo;  además de un guiño a tres de sus flankers: Fahrenheit 32º, Acqua Fahrenheit y Fahrenheit le parfum.


Fahrenheit (1988):

Creado en 1988 por Jean Louis Seuzac y Maurice Roger narices que concibieron, entre otras, fragancias emblemáticas como: Opium, Dolce Vita, Dune, Oscar o Votre.

Si el original era gasolina, petróleo, cuero seco, astringente y vegetal rodeado de un fondo dulce balsámico de ámbar cálido y sucio pachulí; el actual es goma, cuero dulce y floral, gracias a la tonka y al pachulí que, dicho sea de paso, huele más limpio y “políticamente correcto”.

Luego de dos comparaciones y tres días he llegado a la conclusión de que sigue manteniendo la nota “quemada” y el ahumado clásico que lo convierten en una de las fragancias masculinas más grandes que existen. Salida ligeramente cítrica y densa, explosión de flores suavemente amargadas y ahumadas y luego la nota pesada de gasolina que, a diferencia de la versión de los ochenta, ha sido suavizada con el tiempo aunque, en este punto, la versión actual tiende a oler como una madera quemada y ennegrecida por un incendio y, hacia el final de su estructura, cuero dulce, polvoso y ambarado. La versión vintage me sigue pareciendo mucho mas sucia y picante que la actual, la nota "quemada" lo arrasa todo, sin embargo, ambas son maravillosas.

Farhenheit pertenece al Hall of fame de la perfumería, un aroma conceptual caracterizado con los colores de un bosque en llamas y el aroma de muchas especies vegetales rodeadas por el fuego, inicia como un pequeña llama alimentada por un combustible que se transforma en un evento de magnas características.

¿Qué es lo bueno de la versión actual?

Que ha sido rebajada y “aireada” en sus notas; el Fahrenheit de hoy se siente más suave, más diluido y más atractivo para las nuevas generaciones. Sigue estando la estampa del original, su belleza vanguardista y sus acordes característicos; en lo personal estos cambios lo transforman en un perfume mucho más atractivo. Nunca he soportado Fahrenheit vintage pero visto con orgullo la reformulación y....me encanta.


Fahrenheit 32º:

Lanzado en 2007 bajo la creación de Francoise Demachy, este Dior es básicamente un floral-vainilla que ha sido rebajado, en su base, por un vetiver leñoso y poco verde. Es una fragancia lineal que explora la nota de flor de naranjo usada en dos perfumes florales masculinos emblemáticos: Fleur du Male de Gaultier y Altamir de Ted Lapidus.

No es mucho lo que se puede decir de esta fragancia, huele bien e igual desde principio a fin; es cálida, dulce y a momentos empalagosa. La use por el 2010 y aunque me gustaba demasiado, nunca me hizo sentir especial…no era (creo que está descontinuada) una mala fragancia, sino todo lo contrario, su duración era excelente y su estela poderosa.

Qué era destacable en ella: la vainilla, floral no fresca y leñosa que acompañaba durante mucho tiempo. La usé por última vez hace un mes (cuando acabe la botella de 125 ml que tenía desde hace cinco años) y escribo esto mientras mantengo fresco su recuerdo.

La última vez que la vi en el comercio fue hace dos o tres años atrás. No he investigado sobre su actual estado de existencia.


Acqua Fahrenheit:

Una adaptación fresca-cítrica de 2011 construida por Francoise Demachy y que adquirí como regalo para mi cumpleaños número 30. Estaba a promoción de lanzamiento con un precio muy atractivo y no me pude resistir, la botella era gigante y aún la tendría si no hubiese sido porque a mi pareja le gustó tanto que no me pude negar cuando me pidió que se la regalara, en parte por que soy un bruto que está enamorado hasta la última fibra de su cuerpo y en parte por que olerla en su piel era una sensación demasiado sensual para poder resistirla.

Básicamente es un pomelo jugoso con puntos de menta fresca y acidez de limón, luego cuero delicadamente quemado que es rebajado por el dulzor pegajoso del pachulí con trazos verdes de vetiver.

En esencia es Fahrenheit pero de verano, perfectamente dulce y fresco, posee todo lo del icónico Dior, inclusive una nota "quemada" muy tenue que, unido a la nota de cítrica, me hace recordar al pomelo con vodka y hielo: un delicia de trago y una delicia de perfume.

Subjetivamente adoro este flanker y he tenido la suerte de volverlo a encontrar y, como creo que está descontinuado, lo guardare oculto de manitos ladronas que desean usar mis perfumes para seducirme a mi mismo…jejeje!.


Fahrenheit Le Parfum:


Una de las reinterpretaciones más recientes de Francoise Demachy fue lanzada en 2014 y se configura como una apuesta mucho más refinada y adulta del Dior tradicional; lo he probado un par de veces y, cuando he estado a punto de comprarlo, algo me detiene en seco; es como una indecisión extraña que me hace detener el impulso nervioso de adquirir fragancias y siempre le digo: ¡No! (la misma sensación me embarga con la distinguida Jaipur pour homme).

La salida es cálidamente fresca y con dejos de la nota lechosa y algo sudada de la gamuza matizada por trazos tenues de regaliz; en su corazón esta la violeta que le otorga el punto quemado tan propio de un Fahrenheit, rodeado de un acuerdo de ron añejado en madera, notas picantes muy ligeras y vainilla. Hacia el final es vinilla dulce, amaderada y balsámica.

Aún cuando posea una denominación de “parfum” su estela y duración no es mayor a los demás miembros de la familia pero si posee una carga distintiva que lo acerca al concepto detrás de Fahrenheit 32º, como si estuviese a medio camino entre ésta y la fragancia original. Con sobreaplicaciones, aguanta un día completo.


Esta fragancia madura y clásica es totalmente vainilla leñosa, un poco oscura e invernal, sin embargo, su estructura aromática adapta su uso a los nuevos usuarios de Fahrenheit aquellos que sienten que las notas del tradicional no son para ellos pero que se sienten atraídos por la idea que se esconde tras esta familia de perfumes.

2 comentarios:

  1. Soy mujer. Pero me gusta usar Fahrenheit Le Parfum. Para mí no hay distinciones sobre géneros ni de edad en cuestión de perfumes. Me gusta esta fragancia y punto. Es una aroma arrollador. Todos preguntan qué perfume llevo.
    Gracias Jorge por esta magnífica reseña.
    Saludos cordiales,
    Graciela

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  2. Hola Graciela!!!! Que gusto leerte, mucho tiempo sin saber de ti. Gracias como siempre tus lecturas y comentarios.
    Concuerdo absolutamente el género en los perfumes es una construcción social; como todo lo que respecta a los arquetipos masculino o femenino... Yo uso en 70% perfumes que han sido lanzados como "femeninos" en mi piel masculina destacan diversas notas que hacen que huela distinto. Por qué lo hago? Debido a que el mercado de perfumes "para mujer" es mucho más variado que el de hombre y ofrece más espacio al descubrimiento y la emoción! Un abrazo enorme

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