martes, 8 de septiembre de 2015

NICHE III: Ramón Monegal ... los aromas de la memoria.

Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad. La fuerza de persuasión del perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade   nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no existe ningún remedio contra ella.”

El perfume. Patrick Suskind.


Hace un tiempo que viendo escribiendo sobre uno de las variantes de este mundo de los aromas que ha  impactado con fuerza en los coleccionistas y amantes del todo el mundo: el niche.

La perfumería Niche se reconoce como un área especial de la perfumería caracterizada por fragancias que se alejan de la corriente comercial y por ende, poseedora de construcciones aromáticas no siempre fáciles de digerir. Se fundamentan en la elección de ingredientes de altísima calidad y que persiguen una conceptualización tras cada creación; esto los hace costosos, de escasa distribución y guardianes de la antigua tradición del lujo que detentó la industria de las fragancias hasta principios de los 90, cuando comienza su ocaso.

El Niche es ahora lo que la perfumería de diseñador fue hace 20 años atrás; pensemos en Opium de YSL con su estructura diferente y divergente, el costoso sándalo indio de Samsara de Guerlain  o  los aldehídos hirientes de Teatro alla scala de Krizia.



Podría llenar páginas y páginas sobre las múltiples razones por las que no suelo escribir sobre el Niche, sin embargo, todas decantan en un hecho fundamental: los perfumes son para mi, como lo dijo tan sabiamente Jean Paul Guerlain, la forma más intensa del recuerdo, por ende escribo sobre la influencia que ellos tienen sobre mi y sobre mis emociones; el Niche es un producto nuevo, maravilloso, lujoso e incomparable pero, por más que admire la profunda belleza de Carnal Flower, jamás reemplazará las tardes de domingo y las conversaciones con mi abuela que el oler una vieja botella de Ysatis, provocan en mi corazón.

Vamos con la tercera entrega de algunos bellos niche que he tenido la oportunidad de probar en diversas aventuras olfativas.

Ramón Monegal es un maestro perfumista español, heredero de una de las tradiciones aromáticas más importantes de su país y del mundo: la casa Myrurgia. Tras sus estudios en los talleres de la casa de su familia y después de haberse encargado de la dirección creativa de la misma, decide construir su propia firma de fragancias caracterizada por la presencia de materiales de alta calidad y de un concepto orientado a los recuerdos y sensaciones causadas por los acuerdos aromáticos.

Fragancias como “Entre naranajos”, “Kiss my name” o “Mon Cuir”, construyen acordes olfativos que están orientados en la conceptualización de ideas, basadas en sensaciones y recuerdos que se sustentan en el oficio de una tradición aprendida desde los inicios del proceso,  como la  maceración, extracción y/o producción de materias primas; hasta la creación de complejas creaciones de autor, llenas de lujo y sofisticación.

La colección de la casa se orienta en tres aspectos: “Memorias” o perfumes basados en momentos clave del creador; “Ediciones especiales” orientados a cosechas determinadas y “Bespokes” o perfumes personalizados y exclusivos para clientes exigentes y que pueden darse el lujo de costearlo.

La mansión Monegal se inauguró  en 2009 con sede en Barcelona.


Entre Naranjos:

Quien haya tenido la suerte de caminar en un campo de naranjos y la sensación de dulzura y suavidad cítrica que el aire mezcla entre ellos, ha olido “Entre Naranjos”.

Recuerdo que cuando pequeño, mi abuela poseía un jardín enorme, de ella heredé mi gusto por oler todo lo que me rodea y por ende, en su casa existían todos los aromas que la naturaleza nos puede ofrecer: plantas, hierbas, frutos, flores, hojas y ramas que se  mezclaban con el aroma de la tierra mojada en el húmedo verano del sur de Chile.

Los naranjos y los limoneros reinaban en el centro de ese voluptuoso jardín, perfumando todo a su paso. Amaba restregar mi nariz en las hojas tiernas de estos cítricos y aspirar bocanadas del aroma astringente y vegetal que se mezclaba con mi piel; la unión de esos aromas fueron mis  primeros experimentos olfativos.

Cítrico, naturaleza, ramas, hojas recién cortadas, capullos de azahar, cáscara amarga y picante de naranjas frescas, todo eso es “Entre naranjos”. La fragancia abre con un acuerdo de cítricos-florales balanceados y bellamente naturales gracias a los acuerdos de naranja, petit grain, azahar y neroli que finalizan en el reconocible dulzor de la fruta que ha alcanzado su punto de maduración y por ende, su aroma y sabor absoluto, logrado por la adición de ámbar, pachulí y la vainilla que construyen la sensación de la fruta en su estado de absoluta madurez.

Si “Eau d´orange verté” de Hérmes es la naranja ácida, astringente, fría, áspera y limpia, “Entre naranjos” es la fruta madura que explota en jugos, calor y voluptuosidad.
Su duración en mi piel: 5 horas, siendo muy potente la primera media hora.


Mon Cuir:

Una fragancia cuero se caracteriza por un acuerdo ligeramente amargo, plástico y ahumado. Este Monegal no es la excepción. Abre con una presencia  de humo, amargo y sudado (que me recordó a Cuir de Russie de Chanel, aunque en éste la nota “animal” está delicadamente trabajada), que decanta en notas cremosamente indólicas del jazmín-azahar y un punto verde y algo astringente que me hizo recordar el aroma particular del tallo fresco de estas flores; luego maderas picantes, especiadas y leñosamente dulces.

Mon Cuir es una fragancia animálica y sucia, con un dejo potentemente quemado similar al aroma que entrega el alquitrán de abedul (nota que le otorga el punto sucio a Shalimar vintage) y luego flores que rebajan esta sensación de humo (no de incienso sino de incendio), otorgándole dulzor y algo de frescor a un aroma que, de no poseer estas notas, sería muy difícil de llevar.

Me pareció más usable por un hombre, aunque esto es una mera subjetividad. Duración de 6 o 7 horas siendo potente las primeras dos.

Me gustan las fragancias cuero he tenido la posibilidad de oler (y tener en mi colección) algunos de los mejores representantes de esta familia y siempre los asocio con humo, tierra mojada, humedad, plasticidad y goma quemada;  Mon cuir no es vanguardista en este sentido, pero explora una visión de un cuero casi sexual que lo hace explosivo y atrayente.

Su estela es tan poderosa que me ha agotado (Rumba de Balenciaga posee el mismo efecto en mi cerebro) y he tenido que respirar para alejarme de el.

Duración en mi piel 8 horas, lo que es una eternidad para mi, siendo muy potente (casi demasiado), las 2 primeras.



Kiss My Name:

Un floral blanco, pesado, profundamente dulce y barroco que surge del acuerdo de jazmín, nardo y azahar que lo transforman en un aroma cremoso con un final leñoso.

Este perfume es casi un soliflor caracterizado por la presencia densa de la tuberosa o nardo y el jazmín; es lineal y a momentos un poco aburrido, sin embargo, la calidad de sus ingredientes y la naturalidad de los aceites florales, hacen que cada gota de esta fragancia valga la pena.

Nardo profundo y fragante,  crema de jazmín, un toque plástico tan propio del azahar y luego un punto de madera picante y algo ahumada es el beso que queda sobre nuestra piel al llevar Kiss my name. A momentos me recordó a Alien de Mugler, en la salida a Amarige de Givenchy y a una colonia de jazmín que olí hace mucho.

Pese a la composición de sus notas y aún cuando huele clásico, un poco antiguo y tiene la impronta de la perfumería tradicional, este aroma posee un tono relajado, alegre y aireado; no es una naif agua contemporánea sino todo lo contrario, es un peso pesado monolítico que, sin embargo, no ahoga ni abruma pues su estela dulce y láctica es una caricia delicadamente femenina.

Su duración es mediana a pesada  y su estela es enorme la primera hora u hora y media de aplicado. Mucho más femenino que unisex.


Imposible Iris:

Cuando leí el nombre de esta hermosa fragancia me imagine un acuerdo ahumado, terroso, profundo e invernal, tan típico de los aromas de esta nota; algo a medio camino entre Dior Homme y su olor de maquillaje antiguo achocolatado y el polvo ligero de Hiris de Hermes, lleno de humedad y sombra. Nada más lejos de la realidad, Impossible iris es un floral luminoso, dulce-ácido y chispeante, con una adición de frutas y un poco de jazmín cremoso que lo hacen femenino y suave.

La fragancia abre con una fuerte presencia de florales amarillos: ylang-ylang y mimosa que son matizados por un jazmín láctico y con fuerte aroma a crema de leche rebajada gracias a la dulzura acidulada de la frambuesa y la presencia melancólica del iris que, pese a estar en gran cantidad, no alcanza a quitarle luz a este floral tan primaveral. Hacia el final de su evolución la fragancia decanta en un acuerdo leñoso, seco y ligeramente frío con trazos de crema y polvo húmedo de iris.


Es simple, bello, natural, cálido y luminoso al inicio; y frío, ligeramente dramático y oscuro hacia el final…imposible no quererlo e imposible no desear salir cantando al olerlo en la piel.


Próxima entrega de perfumes niche: Andy Tauer.

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