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miércoles, 8 de junio de 2016

Y de Yves Saint Laurent ... o la fría impronta de un clásico atemporal.


Año de lanzamiento: 1964
Creador: Jean Amic.
Estado: Descontinuado. Aún podemos encontrar la versión reformulada de "La collection YSL".
Principales notas (...o a qué huele en mi): notas verdes heladas, musgo astringente y mineral y aldehidos.
Usos: Como todo clásico...requiere de un momento especial.
Duración y estela: media, en mi piel duró cinco horas siendo muy potente la primera.
Sentimientos que provoca: distancia y profesionalismo.


Los Chipre, sobre todos los antiguos, suelen ser perfumes difíciles de llevar y que golpean con su acorde boscoso, ahumado y potencialmente húmedo de tierra y minerales.

Un buen Chipre siempre poseerá una salida cítrica y ligeramente floral con trazos verdes, haciendo alusión al aroma de tallos frescos recién cortados o savia vegetal, que irán decantando en elementos minerales y astringentes tan propios del musgo de roble. Un Chipre clásico es profundamente unisex y, generalmente, potente.

Conocí  Y por “La collection YSL” que buscaba reacondicionar y relanzar los clásicos de la marca, gracias a estas pesquisas me enamore de Yvresse , de Pour homme e Y, y he tenido la suerte, por esos vericuetos del destino, de reunirme con ellos en sus versiones vintage. No tengo conocimiento de haber olido Y, pues las mujeres de mi familia siempre han amado los florales claros y acuáticos o bien los orientales profundamente oscuros, han huido de los Chipre como de la peste, de la misma manera que huyen de los gourmand; por ende, he desperdiciado mi vida sin haber jugado con Madame Rochas, Miss Dior o Creation pero, Ysatis, Opium, Ferré pour femme, Anaís Anaís o Kenzo d´eté han sido mis amigos desde hace mucho tiempo…tampoco hay que ser mal agradecido y la naturaleza se equilibra por si misma.

Cuando nos enfrentamos a un clásico, entramos en un mundo donde los prejuicios deben ser dejados de lado en post de una experiencia olfatoria diferente. Vestir un vintage es arriesgarse a usar una fragancia que nunca será “políticamente correcta” y que, en muchas ocasiones, será acompañada de un respingo de nariz por parte de quienes comparten nuestro espacio. Los clásicos son potentes y aunque sean delicados en su composición, como es el caso de Diorissimo, responden a un constructo de muchas y apretadas notas, donde la sucesión de elementos apabulla o aturde; pero siempre se adhiere a una idea abstracta de lo que la perfumería significaba en el contexto histórico en el que dicho perfume fue lanzado.

La belleza de Y se sustenta en la frialdad metálica de sus componentes, ligeramente punzantes y arrolladoramente verdes. He leído que algunos lo comparan con Givenchy III, hace mucho que no huelo ese Chipre por ende, no podría opinar al respecto, pero si puedo sostener que su aroma helado y seco posee un aura de seguridad y distanciamiento que va decantando en un licoroso avinagrado y poderosamente aldehidico. En la actualidad podría estar considerado como un perfume “fuera de moda” e incluso de un “mal aroma” pues nuestra tendencia polar nos lleva a categorizar las cosas entre escalas de valores donde lo “bueno”, está más cerca del cenit y el “malo”, es el que más se aleja de el. Los aldehidos musgosos no tienen cabida en los concepción actual de la perfumería, más que desde su categoría de clásicos angulares de la casa a la que pertenecen.

Cada vez que hablamos de perfumes antiguos, me gusta considerar estos aromas como elementos tan perfectamente unidos que sus estructuras olfativas traspasan los gustos más allá de las grandes mazas consumidoras de bienes desechables y perfumes dulzones de algodón de azúcar y chocolate. Un perfume clásico es un concepto universal basado en la época en que vio la luz, es delicado y profundamente pensado, pues responde a un concepto basado en la elegancia, prestigio e imagen que se desea proyectar y está el hecho de que cada casa producía lanzamientos cada tres, cinco o más años y no al equivalente de un bombardeo comercial, tan propio de los fabricantes de hoy.

Pero volvamos a Y, su salida verde y ligeramente cítrica floral, gracias a las notas herbáceas, madreselva y toques frutales, es devorada por la aspereza vegetal del gálvano que, sumada a la adición de aldehidos, le dan un aspecto helado y profundamente rudo. Y es un perfume de lejanía, que busca marcar distancia…siempre me ha parecido similar a Madame Rochas o tal vez, la impresión que subyace tras estas dos fragancias (una mujer moderna, profesional y segura de si misma), me ha predispuesto a pensar así…mal que mal, en perfumería, toda descripción es subjetiva.

La adición del nardo y las flores que le acompañan, en su fase media, unido al musgo de roble, que siento desde casi iniciada su evolución, no hacen más que aumentar este carácter astringente, áspero y frío que golpea desde el primer inicio; esta sensación perdura, al menos a dos horas de aplicado, manteniendo su aroma astringente y verde, no tan extremo como Aromatics Elixir, pero suficientemente notorio. Hacia el final de su evolución, cuando el aldehido floral y el musgo mineral han salido de escena, aparecen los ingredientes más cálidos e Y se acomoda en la posición suave de un perfume de época, donde los elementos licorosos y aterciopelados, juegan un rol de base y se posicionan en una estela cálida y suave con rastros abrigada agritud.


Si tuviese que describir su aroma en pocas palabras: notas verdes y vegetales penetrantes, como al tallo de algunas plantas, sumados a aldehidos potentemente metálicos y para nada polvosos y musgo de roble mineral y frío. Huele a bosque helado tras una lluvia a finales del verano.

martes, 19 de enero de 2016

Rive Gauche....o el placer de sentirse sofisticado para sí mismo.

Año de lanzamiento: 1971 (reformulación 2003)
Creador: Jacques Polge y Michel Hy (reformulación a cargo de Daniela Adrier)
Estado: Reformulado, según mis recuerdos hoy es menos aldehídico y más cremoso.
Principales notas (o a qué huele en mi): aldehídos, polvo de iris, talco de bebe, crema facial, sándalo y vetiver hacia el final.
Estados que provoca: seguridad, confianza y ganas de estar conmigo mismo. Oler sofisticadamente para mi.
Usos: yo lo uso de día y cuando me dan las ganas...en una mujer es probable que requiera de una situación formal y nocturna.
Duración y estela: seis horas en mi piel, siendo muy potente las dos primeras.

Yves Saint Laurent

Hace un tiempo, recorriendo la perfumería de una multitienda muy conocida en país, no pude evitar observar a dos mujeres, de mediana edad,  probando perfumes de YSL; de pronto un aroma blanco, cremoso, aldehídico y metálico asaltó el lugar- "Puajjj, !! Que asco!! Huele a vieja!"- escuche gritar a una de ellas mientras se alejaba con desagrado y rápidamente del lugar, iba visiblemente molesta. A medida que aspiraba esa estela aumentaba mi éxtasis enfermizo por ese aroma celestial. –"Dios, lo he sentido antes, qué es está maravilla"- pensé. No resistí la tentación y una vez, pasado el chasco, me acerqué a la vendedora para pedir una muestra en secante, era Rive Gauche e inmediatamente supe que ese aroma había estado ahí desde siempre. Pasó el tiempo, me olvidé de esa anécdota y del perfume que quedó sepultado bajo el descubrimiento de los niche que, según mi propia experiencia, es el estadio que todo adicto a las fragancias debe pasar antes de volverse un verdadero fanático. Compré el perfume un par de años después y tuve la suerte de encontrarme uno de 2007 y a un buen precio.

El otro día me puse a pensar en qué es aquello que nos mueve para escoger un perfume y no otro: ¿gustos personales, recuerdos, modas, agradar al entorno? ¿Qué hace que un perfume magnífico como este sea considerado antiguo? ¿Por qué hoy huele todo, más o menos a ... ¡La vie est belle!? ¿Dónde quedaron los orientales narcóticos, los chypres de profundidad mineral y los aldehídos que helaban todo a su paso? Quizás sepultados bajo las orientaciones del mercado; ultimamente Lancôme, por citar solo un ejemplo, está lanzando variaciones y variaciones de azucar, pachulí y praliné: Tresor la nuit, Tresor luminiscense o Tresor Midnigth rose son un buen ejemplo de ello. No me mal entiendan, no quiero decir que todo lo actual es malo, hay excelentes perfumes que navegan entre los múltiples flankers gourmad que circulan por ahí y que se mantienen escondidos entre los "extreme" y los "absolue" que duran lo que un suspiro y encantan una temporada. Hay que tener la suficiente delicadeza para encontrar esas flores en medio del desierto.

En fin, los gustos cambian y las reseñas también. Alguien podría decir que un traje sastre de corte Chanel es antiguo? Probablemente sí, pero y sí le damos a esa misma vestimenta un toque distinto? Rive Gauche no es antiguo, es clásico y posee innumerables elementos que los transforman en una fragancia digna de cualquier colección que se aprecie. Decidido como estoy a construir una colección de los antiguos perfumes emblemáticos, para tratar de rescatarlos de las asesinas reformulaciones, me hice de una botella; no es un vintage, sino la reinterpretación de Tom Ford, alterada en su delicado corazón floral y sus aldehídos de plata fría, tan propios de la fórmula de los 70, aún así guardare mi frasco como un tesoro...por si acaso.

La salida es potentemente floral y aldehídico cremoso, para nada metálico como recordaba que olía el antiguo; luego polvoso y atalcado, muy Chanel 5 pero solo por un suspiro, gracias al acuerdo de rosa, gardenia e Iris que le dan un toque a maquillaje antiguo. Las flores en Rive Gauche, no son cálidas y mucho menos luminosas, como lo serían los florales en la explosión golosa de los ochentas, sino más bien frías y ligeramente melancólicas como el Iris de L´heure blue o el jazmín de Arpege. Esta fragancia  posee algo de cada perfume clásico que podamos imaginar y aunque frío, logra construir una calidez, hacia el final, que envuelve a quien lo viste.

En sus acuerdos finales va decantando en una fragancia suavemente dulce y un tanto agria, un ámbar y almizcle con los puntos astringentes del geranio reunidos suavemente con un atalcado vetiver y, tal vez, algo de sándalo rodeado por la humedad boscosa y mineral del musgo de roble. Su secado es suave, delicado y sutil, moviéndose entre puntos fríos y cálidos.



Decidí usarlo un día cualquiera y obtuve muchos comentarios positivos -"hueles a talco de bebe"- me dijeron, pero yo no podía quitar de mi mente que Rive Gauche me trae recuerdos del aroma de la antigua crema Nívea, una grasa fragante que venía en una lata azul y que usaron todas las mujeres de mi familia, por tres generaciones, para combatir las arrugas del rostro. Olía muy bien en mí y su aroma me resultaba muy familiar pues había estado desde siempre a mi alrededor, de distintas formas, solo tenía que reencontrarme con el…

viernes, 20 de noviembre de 2015

Vainillas gloriosas….o los tres acuerdos usados en perfumería (cándida, sensual y sucia).

La vainilla siempre ha sido una nota tremendamente popular en perfumería; este fruto es  originario de las regiones tropicales de América, África y Asia oceánica.  Esta especie proviene de una familia de orquídeas cuyo cultivo se realiza exclusivamente para la extracción y/o tratamiento de sus frutos: la chaucha o vaina de vainilla, rica en aceites esenciales odoríferos: la vainillina, que, combinada con otros acuerdos olfativos, dan un toque dulce gourmand a las fragancias.

En la actualidad son dos los aspectos comerciales de esta esencia: el aceite natural, muy caro y extraído después de minuciosos procesos químicos, y el artificial o dilución de  hidroxialdehidos (derivados del fenol), mucho más baratos y simples de producir; como en todos los aspectos propios de la perfumería, la diferencia fundamental entre ambos radica en la profundidad y opalescencia del aceite, mientras la natural es una rica mixtura balsámica de fondo aterciopelado, la artificial se siente más delgada y menos profunda pero mucho más estable, potente y dulce.

En perfumería se utiliza por sobre todas las otras variedades, más de cien tipos diferentes de vainillas, la del género Bourbon: una especie originaria de la Isla Reunión que ha sido producida por medio de procedimientos de polinización artificiales, desde el siglo XIX. La actual esencia artificial de vainillina se basa en la emulación de este aroma caracterizado por su cremosidad láctica, su fondo licoroso y su cuerpo dulce con trazos ligeramente picantes y leñosos.

Si hablamos de vainilla, qué es lo primero que se nos viene a la mente. Hagamos un ejercicio, cerremos los ojos y tratemos de emular los momentos en que hemos sentido este aroma, probablemente nos asalten los recuerdos de la infancia; nuestras madres o abuelas y sus postres. Cuando pienso en vainilla no puedo dejar de sentir el arroz con leche de mi mamá y la sensación sanadora que este dulce tenía en mi, pues lo preparaba cada vez que me agripaba durante los largos meses de invierno en mi país.



Los perfumes con vainilla son construcciones caracterizadas por su profundidad y por los aspectos cálidos y dulces que persiguen recrear, sin embargo, existen muchas vainillas que exploran sensaciones distintas a la de los recuerdos que esta esencia provoca. En perfumería, y ahí radica la magia de este mundo, la estratificación de notas, así como la unión con otros elementos aromáticos, son capaces de recrear sensaciones y estructuras completamente divergentes con las emociones que nos puede causar uno u otro olor de forma individual.

Hay vainillas dulces, coquetas y llenas de una ternura comestible como Amour de Kenzo o Hypnotic Poison de Dior;  pero también las hay repletas de humo, oscuras y ligeramente sucias como Tobacco Vanilla de Tom Ford o Shalimar de Guerlain y algunas sencillamente sensuales, carnales y narcóticas como las presentes en Dior Addict u Opium de YSL. No importa cual sea su orientación  o los elementos que la acompañen, la vainilla es una de las esencias que de mejor manera le insufla una característica voluptuosa a la fragancia y por ende, profundidad y exotismo.

En esta revisión de las fragancias de Vainilla he dejado muchas fragancias fuera, en parte, por que cientos de perfumes construyes sus acuerdos en torno a esta nota y también, porque en otros post he dedicado palabras para muchas fragancias especiales que giran alrededor de ella. (Cada uno de los ejemplos citados anteriormente han sido analizados en este blog).


1.- La vainilla cándida:

Estos perfumes buscan rememorar los estados de la infancia por medio de una estratificación gourmand del fruto. A la vainilla se le adicionan otros elementos comestibles como el chocolate, azúcar, caramelo, frutas, etc. que constituyen un fórmula en torno a la confitura o postre y que, por ende, invitan a jugar, a disfrazarse y a provocar en el usuario una sensación sutil de inocencia y dulzor. Esta es la vainilla que está presente en muchos perfumes actuales y que, al parecer, es la favorita del gran público.


Lolita Lempicka Au masculine:

Un placer usar este acuerdo de dulce de anís, regaliz, praliné, violeta y ron. No hay nada, absolutamente nada masculino en esta fragancia y tampoco nada femenino en ella. La vainilla no es el acuerdo predominante o por lo menos, no sobrepasa a la adición de regaliz que lo inunda todo a su paso, pero el resultado final traen a la memoria estos acordes olfativos.

Au masculine es un hito de la perfumería contemporánea, como todas las fragancias rupturistas y que van más allá de los géneros, posee un millón de fans y también, la misma cantidad de detractores; algunos la tildan de obra de arte y otros de una basura, pero nadie puede señalar que es una fragancia cualquiera, puesto que, no hay nada en ella que sea cotidiano o clásico.

Este acuerdo gira en torno a una sexualidad bisexualisada, está lleno de elementos propios de la perfumería femenina, sin embargo, el resultado no se traduce en una masculinidad afeminada, sino todo lo contrario, pues es perfectamente usable por un hombre y adaptable a una mujer.

A qué huele: regaliz, caramelos de anís con trazos de chocolate dulce, almendras (tal vez, mazapán), tonka, licor perfumado con una vainilla balsámica y un fondo de delicado y amaderado vetiver ligeramente atalcado.

Soy dueño de una botella de 100 ml del 2005  y he tenido la posibilidad de olerla hace poco (ha cambiado su botella) y debo confesar que ha modificado ligeramente su estructura así como su duración; el regaliz se siente con trazos plásticos que no están presentes en la versión que poseo y su vainilla es más aguada y menos profunda. Hoy es más amable, más adaptable y “más masculino” de lo que era; a algunos usuarios esto les puede gustar, para mi, que me atraen los aromas distintos y poco amables, es una pérdida absoluta del que es uno de mis perfumes favoritos. Su duración actual alcanza a las cuatro horas en contraposición a las siete de la versión anterior, en ambas, la potencia es alta solo la primera hora.

Fue lanzado el 2000 y la nariz detrás de su creación es Annick Menardo.


Vanilla & Anise de Jo Malone:

Conocí Jo Malone en un viaje e inmediatamente quedé prendado por sus aromas naturales y sus esencias de aspectos naturales que lo acercan a la perfumería artesanal de lujo; la marca aborda desde perfumes para el hogar hasta productos cosméticos.

Esta vainilla es blanca, profunda e inocente, con florales delicados y notas de nardo que, más que hacerla narcótica y profunda, la acercan a un delicado día de otoño, casi cálido.

Cuando probé está fragancia no pude dejar de pensar en una tarde de domingo a finales de la primavera o principios del otoño; el jardín de mi abuela bullente de hierbas aromáticas, nardos, azahares y jazmines y en la cocina se enfría un flan de leche perfumado con unas gotas de licor de anís, esperando para ser devorado por los primos hambrientos de golosinas; huele a eso, vainilla dulce y cálida, licor de anís, especies ligeras,  hierbas de jardín y crema de leche.

Es suave, delicado y unisex pero su estela es baja y su duración alcanza a las cuatro horas. Fue lanzada en 2009.




2.- La vainilla sensual:

Dejando de lado el hecho que el uso cándido, casi infantil, puede resultar profundamente atrayente para algunos usuarios, la vainilla sensual se caracteriza por estructurar la nota en torno a las maderas dulces, las flores de gran presencia y el uso de almizcles suaves y sugerentes. Si el acuerdo cándido buscaba emular los postres de la infancia, este conjunto pretende atraer y narcotizar al usuario haciendo despertar sus sentidos y emociones en torno a las noches de verano y a los juegos eróticos.

La vainilla sensual es principalmente oriental, pesada, nocturna y profundamente balsámica


Gaultier 2 de Jean Paul Gaultier:

Esta vainilla animal y sensual, se estructura en torno a la idea de un perfume compartido; una esencia lo suficientemente poderosa y ambigua que quede bien con ambos sexos, cumpliendo su objetivo a cabalidad. En la piel de un hombre es una vainilla dulce y leñosa con trazos de ámbar y toques almizclados que la hacen la perfecta compañera para las noches de invierno, en el cuerpo de una mujer la vainilla se vuelve cálida, floral y profundamente picante.

Este es un aroma balsámico con todas sus letras, es espeso, casi aceitoso y potentemente animal; en algunos puntos me recuerda a la versión original Addict de Dior, sobre todo en el tratamiento andrógino de la nota de vainilla, sin embargo el Dior, aunque nocturno, es delicado y sofisticado, mientras que el Gaultier es crudo, oscuro y picante.

El perfume es vainilla, ámbar y almizcle, profundamente pesado y de estela ahogantemente dulce, se debe usar con discreción para lograr los efectos deseados. Fue lanzado en 2005 y creado por Francis Kurdjian.


L de Lolita Lempicka:

Uno de mis perfumes favoritos de esta nota. La vainilla es leñosa, picante y pesadamente balsámica con trazos cítricos y amargos. No es una fragancia femenina, sino más bien un unisex que se configura como acuerdo inspirador y diferente.

Naranja amarga terrosa, como la de Terré d´Hermés,  unida a trazos de canela en rama, puntos astringentes de hierba seca propio del aroma de la Siempreviva y algunos puntos de tonka que aumentan la sensación profunda de esta vainilla sensual y cálida. Hacia el final de su estructura aromática, la vainilla, presente de principio a fin, se recoge en volutas de humo verde propias de la nota de sándalo.

Pese a lo que pueda parecer al observar su hermosa botella, no es una vainilla dulce y empalagosa, sino más bien caliente y profunda con puntos quemados y ásperos que la transforman en un perfume muy interesante que, dicho sea de paso, es una de las  características de los aromas de esta marca.
Fue lanzado en 2006 bajo la creación de Mourice Roucel; en la actualidad se encuentra descontinuado pero es posible comprarlo en línea.


3.-  La vainilla sucia:

Humo, cuero, tierra, sudor, pesados almizcles y toques animales, configuran vainillas con auras de misterio y sensualidad corporal. Estos acuerdos se estructuran como aromas dulces y cálidos que giran en torno a puntos sucios y secos; no son fáciles de digerir por cualquier nariz y mucho menos portables por cualquier usuario.

No es de extrañar que estas vainillas contengan adiciones de especies que recuerden el olor corporal, como el comino o cardomomo, cuero y notas plásticas o bien elementos vegetales densos que pretenden darle profundidad y pesadez a sus fórmulas.

Son muchos los ejemplos de perfumes antiguos que podemos encontrar en esta categoría y que, en la actualidad, se encuentran completamente demodé o fuera de los gustos contemporáneos.í ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ el comino o cardomomomes antiguos que podemos encontrar en esta categorn el olor corporal, como el comino o cardomomo


Cinema de Yves Saint Laurent:

Amarilis, vainilla y un toque de cuero muy leve, no declarado en sus notas, son suficientes para incluir esta fragancia dentro de las vainillas sucias y provocadoras.

Cinema fue lanzado el 2004 y, desde mi perspectiva, es el último de los grandes perfumes de YSL o por lo menos, uno de los postreros representantes de los aromas atrayentes, exóticos, femeninos y capaces de arrasar con todo a su paso, que caracterizaron a la perfumería tradicional; es probable que en la actualidad se encuentre descontinuado pues hace mucho que no lo veo.

Floral, dulce con acuerdos frutales ligeramente agrios, un ámbar profundo que le otorga puntos de licor, benjuí y almizcle polvoso. Esta vainilla se encuentra a medio camino entre la oscuridad y la luz; es un perfume de mujer con todas sus letras y  aunque floral oriental, me recuerda a los antiguos chypres florales y animálicos de los años ochenta; su  aroma embriagador y nocturno traen efluvios a Paloma Picasso, Giorgio Beverly Hills o Lou Lou de Cacharel.

Fue creado por Jacques Cavallier.


Joop! Femme de Joop!:

Esta fragancia cremosamente floral, posee toques animales que la transforman en un aroma dulce, sucio y punzante. Sus notas de inicio rondan un jazmín no láctico, fresco y ligeramente acido que es atravesado por aldehídos vegetales y herbáceos, matizados por frutales agrios, similares a los de Escape woman de CK pero sin el calone; estos acuerdos son resaltados por una civeta punzante que hacen explotar un acorde de vainilla, ámbar y polvo de sándalo. Hacia el final, cuando la algalia ha perdido protagonismo, las maderas dulces con trazos de pachulí, ámbar y tonka, lo transforman todo en un aroma delicado y profundo.

Joop! femme es ochenta en todo su esplendor, potente, picante, balsámico, hiriente y profundamente desconcertante, es floral, ligeramente frutal, un poco metálico y lleno de vainilla con secreciones animales.

La civeta y la vainilla son las notas que destacan desde su inicio hasta bien avanzado su secado; no hay un punto fresco en esta fragancia y algo que pueda hacernos descansar de su estructura monolítica. Joop es ahogante, impaciente y arrebatador, no deja espacio a la imaginación y al descanso y por eso, profundamente atractivo y diferente.


Fue lanzado en 1988 bajo la creación de Michel Almairac.