lunes, 15 de febrero de 2016

Arpêge de Lanvin .... o los recuerdos de épocas pasadas.

Año de lanzamiento: 1927
Creador: André Fraysse.
Estado: Reformulado y reestructurado en 1993.
Principales notas (o qué huele en mi): aldehídos metálicos y punzantes, notas animales, cilantro y hierba astringente, talco y crema facial, flores blancas y vainilla.
Sentimientos que provoca: la primera media hora, sensaciones de mujeres mayores y elegantes una vez que se estabiliza, tranquilidad y productos para bebe.
Usos: diría que especiales. Por su fuerte carga clásica no es para uso diario.
Duración y estela: Moderas a pesadas dependiendo de la cantidad de aplicaciones. Usé un spray en mi muñeca y me acompaño por seis horas, siendo muy fuerte la primera hora.


Hace un par de meses recibí un envío de fragancias vintages de parte de un amigo al que suelo comprarle perfumes de forma regular y que siempre me sorprende con sus regalos que, generalmente, suelen ser joyas antiguas difíciles de encontrar: Ricci Club, Molinard, L´air du temps, Y, algunos Rochas descontinuados y Arpêge. Pueden imaginar las horas de placer que he pasado en esta caja donde guardo muestras, algunas de más de 30 años, en perfecto estado de conservación y que me han servido de inspiración para muchas de las entradas de este blog y de paso recordar otras épocas de mi vida en los que estos aromas han estado presentes.


Arpêge, el perfume que Mme Lanvin le dedicó a su hija y plasmó con su imagen en la botella, es un aroma que recuerda la mejor etapa de la perfumería, su botella es es romántica y delicada, sin embargo, su jugo es tan vanguardista como lo fuera el Nº 5. Recuerdo que cuando era muy niño existía una antigua farmacia, en pleno centro de mi ciudad, donde vendían perfumes que eran exhibidos primorosamente en un escaparate cubierto con un seda roja que proyectaba iridiscencias luminosas entre los frascos de cristal y tapones de oro. Para mi imaginación infantil, esa vitrina era la cueva de Alí Baba; no podía pasar por esa calle sin detenerme un instante, aunque siempre eran horas, para observar colores, texturas e imaginar los aromas que contenían esas botellas bautizadas con nombres exóticos. Arpêge destacaba con su frasco esféricamente negro y dorado de cuyo tapón salía una borla oscura que terminaba en un elegante moño; siempre observaba los mismos envases y de tanto verlos llegué a amarlos sin siquiera haberlos olido. Con los años me he encontrado con algunos de ellos y otros están en el limbo de las fragancias que aún no se han materializado y que solo permanecen en mi imaginación. Cuando quiero recordar momentos felices uno de los instantes recurrentes se centran en esa vitrina y concentro la mente para repasar el orden en que estaban las botellas de mis obsesiones: Fidjí, Balahe, Silences, Byzance, Mdme Rochas y Arpêge…

Mientras escribo estas palabras tengo unas gotas de Arpêge en mi muñeca y cada tanto acerco mi nariz para sentir su evolución, la muestra que poseo es de finales de los noventa en concentración eau de parfum y su presencia titánica me acompaña llenándolo todo de aldehídos metálicos, trazos animálicos y vetas astringentemente verdes. Desconozco la composición actual pero la revisaré en cuento la tenga disponible y actualizaré los datos de este post.

Esta fragancia es clásica desde principio a fin, a momentos me recuerda a Chanel Nº5, de hecho su secado es muy similar, y a Rive Gauche, con quienes comparte la salida polvosa, el corazón floral blanco y el secado áspero y jabonoso que decanta en una vainilla cálida, tan propio de los perfumes de esta edad. Que decir los Chipre y los aldehídos tienen un lugar en mi corazón.

Salida aldehídica verde y astringente como a hierbas medicinales, en este punto hay algunas semejanzas con las notas verdes de Aromatics Elixirs pero solo en sus trazos iniciales; a la media hora el aroma muta a florales blancos atalcados y cremosos con trazos de polvo y jabón verde que hacen imposible no recordar a Rive Gauche y Nº 5, mal que mal poseen el mismo ADN. El acuerdo de jazmín lactónico y ligeramente indólico, rosa de mayo e ylang- ylang cubiertos con vetiver y sándalo se mantienen durante horas y forman parte de la columna vertebral de este aroma. Paradógicamente su estela baja considerablemente en este punto, a las dos o tres horas de usado, y la fragancia pasa de ser un punzante perfume antiguo metálico con puntos amargos, a un delicado y blanco aroma a polvo de talco de bebe, perfectamente dulce, inocente y usable en la actualidad.

Hacia el final de su estructura olfativa, a las cuatro horas, los florales cremosos de polvo de talco dejan paso a la vainilla con trazos de pachulí y almizcle que se queda en la piel con una suave caricia dulce por lo menos dos horas más. Sus trazos finales me hacen pensar en Shalimar.


En si mismo es un perfume complejo que pertenece al estilo propio de la perfumería clásica pero me sorprende su suavidad y delicada complexión, a excepción de la primera media hora, su estela se apega a la piel como un abrazo cálido e íntimo que conlleva en si mismo, todos los grandes perfumes de la historia.

lunes, 1 de febrero de 2016

Omnia … o la representación del infinito, en todas sus faces.



Siempre llamó mi atención el frasco de Omnia y su representación de dos círculos unidos entre sí que representan el infinito basándose en el concepto de la cinta de Moebius; donde termina uno inicia el otro y así sucesivamente por la eternidad. Las botellas de esta fragancias son, por si mismas, objetos de colección que ejemplifican la belleza sofistica y simple  de trabajo artesanal de las joyas de la casa italiana Bvlgari.

Los coqueteos de esta casa con las fragancias comenzó en la década de los noventa, amparada bajo la tendencia basada en la creación de aguas perfumadas suaves y poco abrumadoras, era de la androgia y del grunch, donde se pone de moda el look “desordenadamente arreglado” y donde todos querían poseer objetos de lujo pero sin hacerlo evidente; si en los ochenta ser rico y aparentarlo era el must have que vio nacer Paris, Poison o Paloma Picasso, en los noventa la tendencia “minimal”, sobre todo a fines de la década, conquistaría a las nuevas generaciones que buscaban abordar el milenio con esperanzas ligth. La época perfecta para el icónico Eau parfumeé au the vert de esta casa italiana.


Omnia:

Lanzado en 2003 y creado por Alberto Morillas es el primer perfume de la serie y quien inicia una familia caracterizada por la inspiración en distintas piedras semipreciosas o materiales utilizados en joyería.

¿A qué huele? Té, especies y leche que lo convierten en un chai perfumado y rebajado con trazos de almendras dulces y ligeramente picantes producto de la adición de raíz de jengibre que le otorga frescura y, además, a notas verdes astringentes que son matizadas por un halo final dulce y amaderado que le otorga un carácter profundamente unisex.

Es un bello perfume, de eso no hay duda, sin embargo, su estela y duración, así como la evolución de sus notas, dependerá de la química del usuario (como sucede en todas las fragancias); en mi el azafrán y las notas picantes se disparan y eso no resulta muy agradable. Es necesario probarlo antes.


Omnia Crystalline:

El agua perfumada de la familia, Crystalline fue creado por Morillas en 2005 y su nota principal es agua, bambú y loto con un final de maderas suaves y puntos secos de musgo que son absorbidos completamente por un almizcle blanco y ligero, como el aroma delicado de la gamuza, sin que por eso tenga ni un solo trazo de cuero.

Crystalline me recuerda a “Les jardims de Hermés” pues se estructura en torno a adiciones de frescura perfumada y delicada, profundamente femenina y sin pretensiones; solo discreta elegancia. Como su nombre lo dice: cristalino, en todos los sentidos, incluso en su suave estela.

Omnia Green Jade:

Un sorbete de pistacho, delicadas flores de árboles frutales y peonia. Como amo el delicado perfume de las peonias, no puedo dejar de imaginar un jardín de China, delicadas tardes bajo un sol reflejado en dorados estanques, brisa entre los bambú y el viento que mece suavemente las flores que lo rodean.

El perfume es fresco, como casi toda la línea, abre con trazos leves de mandarina dulce y verde que enmarca el acuerdo de pistacho y madera que lo acompañan de principio a fin. Green Jade es en su inicio verde y acido, luego floral fresco y hacia el final dulce y leñoso.

Estela moderada a baja e igual duración.

Fue lanzado en 2009 y creado por Alberto Morillas.


Omnia Coral:

Un floral perfecto, ni muy dulce, ni muy fresco, ni muy empalagoso, ni muy suave. Delicado en extremo, es uno de los perfumes favoritos de mi madre, y su estela cálida y reconfortante la acompaña por horas. Fue lanzado el 2012 y creado por Alberto Morillas.

Siempre me ha olido a un rojo rosado que acompasa perfecto con el color del cristal de su botella. Notas de hibisco, granadas y maderas matizadas por suave almizcle, son los componentes más destacados de este perfume. En algún punto me recuerda al aroma de las fresias e incluso de la madre selva, puesto que sus florales han sido matizados con puntos cítricos y dulces. A mi nariz, bellísimo.

Estela moderada a potente, dependiendo de la cantidad de aplicaciones y duración de cinco horas.

Omnia Indian Garnet:

El miembro de la familia que de mejor manera rescata la esencia del Omnia original. La fragancia es un oriental especiado y ligeramente floral, donde destacan los acuerdos de naranja-mandarina, osmanthus y azafrán con puntos picantes (que me recuerdan a un compás de nuez moscada-clavo y canela), rodean su estructura aromática de principio a fin. Su salida es cítrica floral y su secado amaderado picante.

 

Lo he probado un par de veces y aunque me fascina el rastro de especies picantes y cálidas que deja en mi, no me he animado a comprarlo debido a su suavidad extrema, sin embargo, su duración en mi piel alcanzó las cinco horas, cosa más que aceptable para las fragancias actuales.

Esta línea Omnia reúne fragancias que sorprenden pues, en esencia, son perfumes sencillos que pueden parecer muy suaves, sin embargo, esconden tras sus acuerdos aromáticos, la delicadeza enigmática de una belleza sin estridencias; no son rupturistas, ni buscan exaltar u ofender, pero logran estructurarse desde una perspectiva única y maravillosa.