lunes, 1 de febrero de 2016

Omnia … o la representación del infinito, en todas sus faces.



Siempre llamó mi atención el frasco de Omnia y su representación de dos círculos unidos entre sí que representan el infinito basándose en el concepto de la cinta de Moebius; donde termina uno inicia el otro y así sucesivamente por la eternidad. Las botellas de esta fragancias son, por si mismas, objetos de colección que ejemplifican la belleza sofistica y simple  de trabajo artesanal de las joyas de la casa italiana Bvlgari.

Los coqueteos de esta casa con las fragancias comenzó en la década de los noventa, amparada bajo la tendencia basada en la creación de aguas perfumadas suaves y poco abrumadoras, era de la androgia y del grunch, donde se pone de moda el look “desordenadamente arreglado” y donde todos querían poseer objetos de lujo pero sin hacerlo evidente; si en los ochenta ser rico y aparentarlo era el must have que vio nacer Paris, Poison o Paloma Picasso, en los noventa la tendencia “minimal”, sobre todo a fines de la década, conquistaría a las nuevas generaciones que buscaban abordar el milenio con esperanzas ligth. La época perfecta para el icónico Eau parfumeé au the vert de esta casa italiana.


Omnia:

Lanzado en 2003 y creado por Alberto Morillas es el primer perfume de la serie y quien inicia una familia caracterizada por la inspiración en distintas piedras semipreciosas o materiales utilizados en joyería.

¿A qué huele? Té, especies y leche que lo convierten en un chai perfumado y rebajado con trazos de almendras dulces y ligeramente picantes producto de la adición de raíz de jengibre que le otorga frescura y, además, a notas verdes astringentes que son matizadas por un halo final dulce y amaderado que le otorga un carácter profundamente unisex.

Es un bello perfume, de eso no hay duda, sin embargo, su estela y duración, así como la evolución de sus notas, dependerá de la química del usuario (como sucede en todas las fragancias); en mi el azafrán y las notas picantes se disparan y eso no resulta muy agradable. Es necesario probarlo antes.


Omnia Crystalline:

El agua perfumada de la familia, Crystalline fue creado por Morillas en 2005 y su nota principal es agua, bambú y loto con un final de maderas suaves y puntos secos de musgo que son absorbidos completamente por un almizcle blanco y ligero, como el aroma delicado de la gamuza, sin que por eso tenga ni un solo trazo de cuero.

Crystalline me recuerda a “Les jardims de Hermés” pues se estructura en torno a adiciones de frescura perfumada y delicada, profundamente femenina y sin pretensiones; solo discreta elegancia. Como su nombre lo dice: cristalino, en todos los sentidos, incluso en su suave estela.

Omnia Green Jade:

Un sorbete de pistacho, delicadas flores de árboles frutales y peonia. Como amo el delicado perfume de las peonias, no puedo dejar de imaginar un jardín de China, delicadas tardes bajo un sol reflejado en dorados estanques, brisa entre los bambú y el viento que mece suavemente las flores que lo rodean.

El perfume es fresco, como casi toda la línea, abre con trazos leves de mandarina dulce y verde que enmarca el acuerdo de pistacho y madera que lo acompañan de principio a fin. Green Jade es en su inicio verde y acido, luego floral fresco y hacia el final dulce y leñoso.

Estela moderada a baja e igual duración.

Fue lanzado en 2009 y creado por Alberto Morillas.


Omnia Coral:

Un floral perfecto, ni muy dulce, ni muy fresco, ni muy empalagoso, ni muy suave. Delicado en extremo, es uno de los perfumes favoritos de mi madre, y su estela cálida y reconfortante la acompaña por horas. Fue lanzado el 2012 y creado por Alberto Morillas.

Siempre me ha olido a un rojo rosado que acompasa perfecto con el color del cristal de su botella. Notas de hibisco, granadas y maderas matizadas por suave almizcle, son los componentes más destacados de este perfume. En algún punto me recuerda al aroma de las fresias e incluso de la madre selva, puesto que sus florales han sido matizados con puntos cítricos y dulces. A mi nariz, bellísimo.

Estela moderada a potente, dependiendo de la cantidad de aplicaciones y duración de cinco horas.

Omnia Indian Garnet:

El miembro de la familia que de mejor manera rescata la esencia del Omnia original. La fragancia es un oriental especiado y ligeramente floral, donde destacan los acuerdos de naranja-mandarina, osmanthus y azafrán con puntos picantes (que me recuerdan a un compás de nuez moscada-clavo y canela), rodean su estructura aromática de principio a fin. Su salida es cítrica floral y su secado amaderado picante.

 

Lo he probado un par de veces y aunque me fascina el rastro de especies picantes y cálidas que deja en mi, no me he animado a comprarlo debido a su suavidad extrema, sin embargo, su duración en mi piel alcanzó las cinco horas, cosa más que aceptable para las fragancias actuales.

Esta línea Omnia reúne fragancias que sorprenden pues, en esencia, son perfumes sencillos que pueden parecer muy suaves, sin embargo, esconden tras sus acuerdos aromáticos, la delicadeza enigmática de una belleza sin estridencias; no son rupturistas, ni buscan exaltar u ofender, pero logran estructurarse desde una perspectiva única y maravillosa.

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