viernes, 6 de enero de 2017

Silences de Jacomo...o la belleza de nostalgia contenida

FELIZ AÑO NUEVO A TODOS...

Año de lanzamiento: 1978
Creador: Gerard Goupy y Jean-Claude Niel.
Estado: descontinuado.
Principales notas (o a qué huele en mí): musgo de roble, bergamota, flores blancas, polvo de iris atalcado y vetiver polvosamente verde. Hacia el final de su estructura olfativa, maderas cálidas y suaves.
Sentimientos que causa: soledad y disfrute personal. Otoño, brisa y oscuridad.
Usos: como una obra de arte escasa; debe usarse cuando uno sienta la necesidad de disfrutar consigo mismo.
Duración y estela: en mi piel 6 horas con notas punzantemente verdes la primera de ellas (sin que sea avasallador). Pasada una hora de aplicado, se mantiene como un halo polvoso, perceptible en cada movimiento.


Verdes potentes avasalladores y amargamente fúnebres; los chipres antiguos sorprenden por su aspereza de naturaleza indólicamente vegetal (son un poco amargos, un tanto agrios y ásperamente pútridos); no hay un punto de respiro en ellos, no hay aire, una sola gota de dulzura o un acorde inspirador que nos aporte la calidez de una caricia sobre la piel.
Descubrí Silences de Jacomo a los 13 años, en un pequeña aguja que una amiga del colegio me regaló. Ya en esa época  (1995) había comenzado mi fascinación por los perfumes y tal vez, como era casi un niño, no entendí la riqueza aterciopelada de su estructura aromática; mi amiga no lo soportaba pues las confituras doradas de  Trésor de Lancôme (todo a mi alrededor era Trésor) y Edén de Cacharel, inundaban el gusto olfativo del público. Silences era un animal raro en aquel entonces, sobre todo en mi círculo, razones de sobra tenía esta adolescente para deshacerse de la muestra y dándome así, la oportunidad de devorarlo glotonamente, sin un ápice de culpa y con un poco de fascinada repulsión.


Dejé de ver la fragancia, hoy se ha vuelto un animal exótico y raro; olvidé su aroma, pero no su aspecto y su nombre, evocador de nostalgia, magia, tristeza y oscuridad. No se la causa pero, la definición  que se esconde tras el concepto de silencio, siempre me ha provocado sentimientos que rayan en una concepción romántica (haciendo alusión al periodo literario y no al concepto) del mundo: oscuro, gris, sin esperanza y pacíficamente solitario. El silencio, para mí, es una invitación a alejarme de todos y a sentirme el único habitante del mundo, nostálgicamente sereno y tranquilo.

Hace un par de días me topé con esta fragancia por casualidad, entre un grupo de bolas negras icónicas y mistéricas que incluyen Balahe de Leonard y Nocturnes de Caron (todas vintage), reconocí inmediatamente su esfera negra y misteriosa y al destaparlo, toda la tristeza de la creación se apoderó de mi alma; fue tan impactante, tan chocante, tan profundamente oscuro que no pude dejarlo ir o bien, el me atrapó en su tela de Aracne y me dicta, desde la distancia, todas las cosas que quiere que diga sobre sus efluvios aromáticos, como si estuviese poseyéndome....

Silences abre áspero, verde y cítrico con reminiscencias a los chipres antiguos cargados de musgo y notas ácidas (siempre me ha parecido un acorde animal-vegetal, como si una planta sudara). Podría parecerse a Chanel 19 pero encuentra su hermano en Givenchy III (uno de los grandes verdes que han existido y que, algún día me atreveré a reseñar), ya que su salida se acomoda en un cítrico herbáceo, ligeramente amargo y mineral, casi medicinal, sin embargo, su aspecto es fresco y suave, como podría serlo un clásico. Pasados unos minutos de su evolución, los aspectos astringentes de las hierbas y la bergamota, van siendo matizados por polvo de iris y florales frescos (desde una perspectiva tradicional), índoles florales blancos propios del muguete y algunos unisex como la lavanda, que le insuflan aire y liviandad a la construcción tan verde y áspera del inicio.

Si pudiésemos construir un artefacto olfatorio y mezclásemos perfumes en el, Silences sería el hijo de Chanel 19 y Givenchy III con ADN de Y, algo de Madame Rochas y la nostalgia de L'heure Blue; no se confundan, no afirmo que sea una copia de estos, sino más bien una inspiración conceptual. Es verde, amargo, cítrico, astringente y polvoso; un llamado a la introspección, a la soledad y al disfrute personal.

Al final de su estructura la fragancia se  acomoda es aspectos vegetales-leñosos, como si el aroma verde de un capullo, propios de sus notas de salida, mutarán en el tallo florecido, maduro y firme de una planta que ya ha vivido varios otoños. En este punto la fragancia es musgo de roble, polvo de leña verde propio del vetiver y un suave halo cálido de almizcle que, pese a sus características animales, no le aportan suciedad a la estructura.


Silences es un perfume de otoño pues no es lo suficientemente leñoso, especiado o caliente para el invierno pero, tampoco es completamente floral, cítrico (en el sentido clásico) o fresco para el verano. Es un aroma intimista que está en medio de todos los acuerdos olfativos que podamos conocer; aún cuando esto puede parecer aburrido y poco motivador, la esencia es todo menos eso, pues su complexión es conceptual y paisajística como una acuarela que, al verla rápidamente, pareciera no poseer una forma definida pero, al ser apreciada con detenimiento y emoción, se descubren los elementos ocultos, los colores y los matices que se dejan ver bajo el ojo de la paciencia y el corazón.

2 comentarios:

  1. Hola Jorge, como siempre un placer leer tus nuevas entradas. Consigues despertar mi interés hacia los perfumes que comentas. Qué suerte encontrar joyas de este tipo. Encuentro en tus palabras poesía y un deje de nostalgia. Feliz año! Sonia

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    1. Un bello año para ti también Sonia, espero que lleno de descubriemientos y batallas justas...
      Hay un dejo de nostalgia en algunos, de sana alegría en otros y es que, creo, la perfumería debe ser comentada con el corazón y a través del velo de los sentimientos...
      Un abrazo y gracias por tu lectura

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