Año de lanzamiento: 1998.
Creador: Annick Menardo.
Estado: desconozco una posible reformulación. Lo probé alrededor del 2000 pero no recuerdo bien su evolución. La versión que poseo es de 2013 y es lo suficientemente especiado y elegante para dejarme contento.
Principales notas (...o a qué huele en mi): salida cítrica, herbal y ligeramente verde, trazos de vainilla, clavo, canela leñosa y flores polvosas; hacia el final (a las 3 horas de aplicado), maderas dulces y cálidas.
Sentimientos que provoca: elegancia, sofisticación masculina y relajo...pese a su nombre misterioso no me evoca exotismo pues su acuerdo oriental es suave y equilibradamente discreto.
Usos: no es un perfume de diario; se debe vestir cuando uno quiere distinguirse del resto. No creo que sea un perfume para usar en la noche, es discreto para eso claro, tal vez, en alguna cena formal o cita romántica.
Duración y estela: media. En mi piel dura cinco horas completas siendo potente solo la primera. Su evolución cítrica cambia a los primeros 20 minutos para instalarse luego en acuerdo formal de maderas y especies.
Gigante, magnífico, sofisticado y
elegante; lleno de un acuerdo atalcado violeta que me recuerda algunos matices de
L´heure bleu de Guerlain y su estela melancólica y, otras veces, su secado caliente y discreto, me evoca a Must pour homme de Cartier. Sin importar cuales sean las evocaciones que se agolpen en mi mente, perfumes como estos me hacen querer crecer e instalarme en el relajo elegante de un caballero ... como un antiguo agregado inglés del siglo XIX, que en su castillo, con un coñac en la mano, disfruta de las tibias noches de la India.
Jaïpur homme pertenece a esa gama de la
perfumería que debe ser tratada con pinzas, es un aroma no convencional pero
profundamente clásico a la vez, no cualquiera puede portarlo y no todos están
dispuestos a enfrentarse a su aroma de otra época; hay que estar maduro para
entenderlo y cuando digo esto no me refiero a viejo, sino a tener el suficiente
“bagaje de vida” para saber vestirlo en el momento y lugar adecuados. Mi
primera experiencia con este oriental fue alrededor del 2000, lo probé a los
veinte junto con otros y por supuesto, lo encontré “rico” pero no era para mi,
demasiado mayor, demasiado formal, poco dulce; en aquella época buscaba acuerdos
rimbombantes, por una parte, y una tendencia hacia a lo acuático, por otra, gobernaba mi gusto por los
perfumes; era el tiempo de mi placer por Ô pour homme de Lancôme y de L´eau par Kenzo, aunque
también tenía unos guiños electrizantes con Le male y Joop!
Hace cinco años lo volví a probar y me
impactó, pero como nacía mi tendencia hacia los vintage lo deje pasar y ahora,
a los treinta y cinco, tras haberme obsesionado con el, puedo llevarlo con
orgullo y soy digno de rodearme de su halo delicadamente oriental. Suele pasar,
o por lo menos a mi, que me obsesiono con algunos perfumes y se manifiesta en
una fijación enfermiza que me hace investigar leer y probar una y otra vez,
trato de atarme y pensar en todos los argumentos lógicos para no adquirirlo pero,
desde el momento que comienza la pelea, la batalla está pérdida; una vez que se
me produce esa fijación con un perfume, no puedo dejarlo ir o el no pudo soltarme…
Hay obras de arte que requieren de la edad
para ser entendidas y valoradas, recuerdo que cuando tenía diez y seis tuve que
leer " El Quijote" en la escuela y fue una de las actividades más
aburridas de toda mi vida adolescente; hace poco leí algunos capítulos y me
divertí como nunca pues entendí el contexto y conecte mis experiencias con las
descritas por el narrador, valore su lugar de "obra de arte
universal" y con Jaipur me pasó lo
mismo.
Salida cítrica y ahumada, una bergamota
fragante masculina de corte tradicional, similar a algunos acordes iniciales de
Guerlain, de hecho Jaïpur me recuerda a dos grandes joyas de esta casa:
Shalimar y L´heure bleu, posee el mismo potencial polvoso y fragante de otras
épocas. La salida ácida dura solo un par de minutos luego las flores, con
tintes de violeta, lirio y lavanda más una adición ligeramente mineral con tintes
verdes toman protagonismo, tal vez sea el clavel.
Pasada una hora de su aplicación aparecen
tonos de maderas picantes, ligeramente dulces y resinosamente verdes, no claras
o mucho menos aireadas, sino más bien pesadas, calientes, un tanto ásperas y
masculinas pero que, gracias a las notas de benjuí, tonka y un delicado
pachulí, que hacen su debut en este punto, se salvan de caer en la típica fragancia
masculina leñosa de los ochenta y noventa. Esta, tal vez, sea su única faceta
seca, el resto de sus acordes es dulce, polvo y especies. Mientras trato de
describir esta faceta viene a mi mente otra canela prominente y delicada, la de
Must pour homme de Cartier…deberé hacer la prueba para ver similitudes, pues es
solo la impresión que me asalta al escribir estas notas.
A medida que va evolucionando, el aroma
decanta hacia una canela fresca, para nada picante o intrusiva, con toques de
clavo e incienso fragante, las especies
en Jaipur son amables y se rodean de flores con
trazos verdes, que le otorgan un
guiño hacia lo unisex. Estos aromas
están presentes hasta el final de su estructura.
La evolución se traduce en:
Primera fase, cítrica fragante y floral
que dura hasta la hora de aplicado.
Segunda fase, floral-leñosa, a la hora de
aplicado hasta dos o tres horas.
Fase final: especiado-leñoso, después de
las tres horas de aplicado.
Es necesario señalar que los quiebres en
esta fragancia se superponen de forma gradual, en todas las fases es posible
encontrar elementos especiados y amaderados así como, en la parte final de su
estructura, las flores se encuentran tímidamente cubiertas por su potencia
oriental.
Duradero pero no monstruoso en estela. En
mi piel alcanza una duración de cuatro a
cinco horas y se mantiene firme, bello y único, cuan soldado de terracota en su corte-tumba.
Lo recomiendo: si, pero solo cuando se ha
avanzado harto en la vida o en el mundo de la perfumería y posees afición para
dejarte sorprender por una belleza sofisticada, clásica y sutil.