viernes, 7 de octubre de 2016

Jaïpur Pour Homme de Boucheron...o el ansia de volverme un caballero.

Año de lanzamiento: 1998.
Creador: Annick Menardo.
Estado: desconozco una posible reformulación. Lo probé alrededor del 2000 pero no recuerdo bien su evolución. La versión que poseo es de 2013 y es lo suficientemente especiado y elegante para dejarme contento.
Principales notas (...o a qué huele en mi): salida cítrica, herbal y ligeramente verde, trazos de vainilla, clavo, canela leñosa y flores polvosas; hacia el final (a las 3 horas de aplicado), maderas dulces y cálidas.
Sentimientos que provoca: elegancia, sofisticación masculina y relajo...pese a su nombre misterioso no me evoca exotismo pues su acuerdo oriental es suave y equilibradamente discreto.
Usos: no es un perfume de diario; se debe vestir cuando uno quiere distinguirse del resto. No creo que sea un perfume para usar en la noche, es discreto para eso claro, tal vez, en alguna cena formal o cita romántica.
Duración y estela: media. En mi piel dura cinco horas completas siendo potente solo la primera. Su evolución cítrica cambia a los primeros 20 minutos para instalarse luego en acuerdo formal de maderas y especies.

Gigante, magnífico, sofisticado y elegante; lleno de un acuerdo atalcado violeta que me recuerda algunos matices de L´heure bleu de Guerlain y su estela melancólica y, otras veces, su secado caliente y discreto, me evoca a Must pour homme de Cartier. Sin importar cuales sean las evocaciones que se agolpen en mi mente, perfumes como estos me hacen querer crecer e instalarme en el relajo elegante de un caballero ... como un antiguo agregado inglés del siglo XIX, que en su castillo, con un coñac en la mano, disfruta de las tibias noches de la India.


Jaïpur homme pertenece a esa gama de la perfumería que debe ser tratada con pinzas, es un aroma no convencional pero profundamente clásico a la vez, no cualquiera puede portarlo y no todos están dispuestos a enfrentarse a su aroma de otra época; hay que estar maduro para entenderlo y cuando digo esto no me refiero a viejo, sino a tener el suficiente “bagaje de vida” para saber vestirlo en el momento y lugar adecuados. Mi primera experiencia con este oriental fue alrededor del 2000, lo probé a los veinte junto con otros y por supuesto, lo encontré “rico” pero no era para mi, demasiado mayor, demasiado formal, poco dulce; en aquella época buscaba acuerdos rimbombantes, por una parte, y una tendencia hacia a lo acuático, por otra, gobernaba mi gusto por los perfumes; era el tiempo de mi placer por Ô pour homme de Lancôme y de L´eau par Kenzo, aunque también tenía unos guiños electrizantes con Le male y Joop!

Hace cinco años lo volví a probar y me impactó, pero como nacía mi tendencia hacia los vintage lo deje pasar y ahora, a los treinta y cinco, tras haberme obsesionado con el, puedo llevarlo con orgullo y soy digno de rodearme de su halo delicadamente oriental. Suele pasar, o por lo menos a mi, que me obsesiono con algunos perfumes y se manifiesta en una fijación enfermiza que me hace investigar leer y probar una y otra vez, trato de atarme y pensar en todos los argumentos lógicos para no adquirirlo pero, desde el momento que comienza la pelea, la batalla está pérdida; una vez que se me produce esa fijación con un perfume, no puedo dejarlo ir o el no pudo soltarme…

Hay obras de arte que requieren de la edad para ser entendidas y valoradas, recuerdo que cuando tenía diez y seis tuve que leer " El Quijote" en la escuela y fue una de las actividades más aburridas de toda mi vida adolescente; hace poco leí algunos capítulos y me divertí como nunca pues entendí el contexto y conecte mis experiencias con las descritas por el narrador, valore su lugar de "obra de arte universal" y  con Jaipur me pasó lo mismo.

Salida cítrica y ahumada, una bergamota fragante masculina de corte tradicional, similar a algunos acordes iniciales de Guerlain, de hecho Jaïpur me recuerda a dos grandes joyas de esta casa: Shalimar y L´heure bleu, posee el mismo potencial polvoso y fragante de otras épocas. La salida ácida dura solo un par de minutos luego las flores, con tintes de violeta, lirio y lavanda más una adición ligeramente mineral con tintes verdes toman protagonismo, tal vez sea el clavel.

Pasada una hora de su aplicación aparecen tonos de maderas picantes, ligeramente dulces y resinosamente verdes, no claras o mucho menos aireadas, sino más bien pesadas, calientes, un tanto ásperas y masculinas pero que, gracias a las notas de benjuí, tonka y un delicado pachulí, que hacen su debut en este punto,  se salvan de caer en la típica fragancia masculina leñosa de los ochenta y noventa. Esta, tal vez, sea su única faceta seca, el resto de sus acordes es dulce, polvo y especies. Mientras trato de describir esta faceta viene a mi mente otra canela prominente y delicada, la de Must pour homme de Cartier…deberé hacer la prueba para ver similitudes, pues es solo la impresión que me asalta al escribir estas notas.

A medida que va evolucionando, el aroma decanta hacia una canela fresca, para nada picante o intrusiva, con toques de clavo e  incienso fragante, las especies en Jaipur son amables y se rodean de flores con  trazos verdes,  que le otorgan un guiño hacia lo unisex.  Estos aromas están presentes hasta el final de su estructura.

La evolución se traduce en:
Primera fase, cítrica fragante y floral que dura hasta la hora de aplicado.

Segunda fase, floral-leñosa, a la hora de aplicado hasta dos o tres horas.

Fase final: especiado-leñoso, después de las tres horas de aplicado.

Es necesario señalar que los quiebres en esta fragancia se superponen de forma gradual, en todas las fases es posible encontrar elementos especiados y amaderados así como, en la parte final de su estructura, las flores se encuentran tímidamente cubiertas por su potencia oriental.

Duradero pero no monstruoso en estela. En mi piel alcanza  una duración de cuatro a cinco horas y se mantiene firme, bello y único, cuan soldado de terracota en su corte-tumba.


Lo recomiendo: si, pero solo cuando se ha avanzado harto en la vida o en el mundo de la perfumería y posees afición para dejarte sorprender por una belleza sofisticada, clásica y sutil.

martes, 27 de septiembre de 2016

Alien...o una naturaleza extraterrestre profundamente bella.


Año de lanzamiento: 2005
Creador: Dominique Ropión.
Estado: en producción no reformulado.
Principales notas (...o a qué huele en mi): jazmín, maderas y ámbar, crema de leche y puntos verdes plásticos. Los acuerdos no están en orden se suceden unos a otros durante toda su evolución.
Duración y estela: en mi piel seis potentes horas. La estela es moderada a pesada dependiendo de la aplicación.
Usos: sin duda femenino y elegante...pero, no puedo dejar de usarlo.
Sensaciones que provoca: elegancia, distinción y misterio.



Mugler es, desde mi punto de vista, una de las marcas de perfumería que de mejor manera sabe llevar lo conceptual a los aromas; ok, ok hay cientos de marcas niche que llevan la perfumería al extremo de metáforas pero, si el mercado no hubiese conquistado al arte, el nicho no hubiese nacido; en la actualidad una creación como Opium, Shalimar o First serían impensados desde la perspectiva comercial, perfumes de “vieja”, aromas putrefactos que ,difícilmente se venderían, salvo que fuese firmado por Lutens o Malle y viniesen en botellas seriadas.

En épocas de lanzamientos anodinos basados en acuerdos de pachuli con frutas y notas gourmand; esta casa  sabe entregar, de forma magistral, aromas sofisticados y bastante alejados de la tendencia mercantiles de hoy. Después de Ángel, un monolito dulce y empalagoso de un millón de notas, Mugler ha seguido el camino de las fragancias con pocos acuerdos y resultados complejos: Womanity y Alien, son dos ejemplos de ello. He decido dejar afuera la multiplicidad de flankers, más o menos comerciales de la casa controlada por Clarins, y dedicarme a estas fragancias que, según mi concepción de la perfumería, se traducen en piedras angulares de la perfumería sintética actual.

Mucho se ha hablado de Ángel y su inspiración basada en los olores de la infancia de Thierry, y que resultan en un acuerdo confitado y casi comestible sustentando en un montón de notas que buscan recrear el aroma de una feria: manzanas confitadas, palomitas de maíz, caramelos, chocolates y helados de vainilla mezclados con olor a alquitrán, aserrines y polvo, tan típico de los lugares donde se instalaban los juegos de nuestra infancia. Dejaré Ángel de lado, pues ya he hablado de él,  y concentraré  mis esfuerzos en estas creaciones.

Alien es un perfume que busca recrear la naturaleza plástica de un Jazmín cultivado en una floresta extraterrestre; su nombre aduce a mezclas extrañas y aromas que buscan impactar más que agradar, sin embargo, la fragancia llega a nosotros como un halo elegante, sofisticado, floral, cálido, cremoso y ligeramente verde que, por más que su nombre nos dispare la imaginación, resulta clásico y profundamente bello.

La composición declarada de Alien es arrolladoramente simple: absoluto de jazmín, notas amaderadas y ámbar y su resultado es soberbiamente elegante.

Dominique Ropión está detrás de esta magnifica fragancia: Ysatis, Amarige, l'homme, Kenzo Jungle y la mítica Carnal Flower; de semejante currículum, qué se puede esperar? Magia, con todas sus letras, es la respuesta que se me viene a la mente. Las creaciones de este maestro evocan mil emociones y en si mismas, crean mundos fantásticos donde habitan personajes legendarios. Cada perfume de Ropión es un representante del arte de la perfumería; justamente por una de sus creaciones, mi amado Ysatis, que soy un habitante de esta galaxia compuesta de olores.

Alíen, que decir que no se haya dicho, un jazmín puro, blanco y algo leñoso que representa mejor, que muchos otros, la magia de esta flor que radica en la necesidad de ser cosechada al amanecer, antes que sus nacientes capullos exhalen sus efluvios aromáticos. Es tan puro y conceptual el halo aromático de este absoluto que resulta magníficamente sintético y armónicamente plástico. No huele al jazmín de la naturaleza sino más bien., a una flor creada a un espíritu a algo que desea interpretar un jazmín.

Alíen es un soliflor camaleónico pues, de la misma forma puede ser la más blanca e inocente flor dentro de un ramo de novia o tal ves, transformarse en una enigmática planta de un jardín alienígena, llena de misterio y de sopor narcótico; dependerá de la mujer que lo use pero, yo soy hombre y me encanta vestirlo.


Este perfume es jazmín, pero no es solo jazmín, es la hoja, el tallo, la semilla, la tierra, y el aire que circula entre sus flores, sumado a los crepúsculos que ha vivido la planta y las múltiples emociones que suscitan en una persona que, al ser testigo, de cada capullo abierto al tibio sol del medio día, se deja hechizar por su aroma embrujador.


Una obra de arte, potente y única, soliflor lineal con ligeros matices leñosos y trazos plásticos verdes, que la hacen simple y compleja a la vez. Huele fragante y cremoso de principio a fin.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Iris Nazarena de Aedes de Venustas....o el aroma descubierto en un viaje.

Un viaje, por pequeño o insignificante que nos pueda parecer, es una oportunidad única para descubrir situaciones, conocer personas y además, reencontrar elementos que creíamos perdidos. Partir en una nueva aventura, sea a un lugar desconocido o a a nuestro interior, conlleva nervios, espera y expectación y, volver, al final de nuestra empresa, es un ejercicio de la nostalgia que nos hace abrazar a los que amamos y nos llama a compartir nuestras experiencias vividas. Un viaje y su retorno al hogar, es compartir, con nosotros mismos y con los demás, herramientas de aprendizaje que nos hacen ser mejores. Nunca, la persona que partió es igual a aquella que regresa…

 

Mi fascinación por Nueva York surgió desde muy niño, fomentado por las series y las películas que inundaban la pantalla de mi hogar, en el frío sur del mundo; llenando mi mente de misterio, multiculturalidad y encanto, y es que en mi mente de niño, todo el mundo estaba en NYC y todo cabía en esa ciudad esmeralda donde los sueños se hacen realidad…fui y volví y doy fe que la gran manzana es eso y mucho más. Cada rincón de Nueva York está colmado de aventuras y de magníficas cosas por hacer y ver para así, deleitarnos con lo mejor que el dinero puede comprar; pero no se trata solo de ricas experiencias económicas, sino de aventuras sinestesicas que nos permite ir más allá de nuestros límites y nuestras fronteras, pues los perfumes se prueban con el alma, se saborean bebiéndose hasta el último sorbo. El adquirir un perfume es el último estadio, comprarlo, es la última parte y la menos importante; como al hacer el amor, donde cada caricia, cada beso y cada momento cuenta pues, cuando se compra un perfume, se acaba un momento precioso, el del descubrimiento y el enamoramiento, pero también, nace uno nuevo: el de adaptarse y vivir, dejándose respirar mutuamente, como en un matrimonio.

Iris Nazarena es una fragancia 2013 lanzada por la casa nicho Aedes de Venustas, ubicada en West Village en Nueva York, fundada alrededor del año 2000 por Robert Gerstner y Karl Bradl, al principio surgió como una boutique sensorial especializada en marcas poco conocidas y no es sino hasta 2012 que lanzan su primera fragancia homónima. Hice una visita a la tienda,  pequeña y con mucha clase, cuando estuve en la ciudad. Pude probar sus seis perfumes en esa oportunidad, la vendedora muy amable me contó la historia de la casa y al contarle de mi blog, me obsequió un par de muestras de estas bellas y costosas esencias.

Iris Nazarena lanzada en 2013 y creada por Ralf Schweiger y todos sus acordes, muy simples e incluso lineales, giran en torno al aroma del iris y su poder evocador de polvo antiguo. La fragancia se centra en  la adición de raíz del iris, un ingrediente muy raro en la perfumería debido al costoso costo de su procesamiento; por ende, es una nota muy apreciada por los perfumistas del nicho pues denota clase, misterio y ciertos acordes de nostalgia y melancolía que pueden robar hasta el más frío corazón.  El iris es la nota característica de Dior Homme que, quizás, sea el perfume más popular basado en esa nota floral; una fragancia unisex, a mi parecer, donde Olivier Polge combina magistralmente la tristeza del iris con la fuerza del cuero y resequedad grasa del cacao para crear un aroma fácilmente reconocible y que posee seguidores acérrimos. Otra fragancia con una marcada presencia de Iris es la bellísima L´heure Blue de Guerlain, donde la unión de floral polvoso y notas astringentes de puntos metálicos, configuran una armonía sentimental que invade el cerebro en busca de instantes perdidos… de ambas fragancias he hablado anteriormente en otros post.

Este iris en Iris Nazarena, no es equivalente al de Polge o al Guerlain. Aquí no hay  evocación, ni huele a lo que casi siempre asocio al olor del iris: polvo, maquillaje antiguo, telas naturales secadas al sol. En mi piel, no hay nostalgia de épocas antiguas, sino humo, flores y ropa recién planchada,  ligeramente herbácea, potentemente floral y tenazmente amaderada. Si tuviera que describir el aroma en una palabra, sería "seco" gigantemente seco y ahumado a la vez.  Tal vez sea uno de los perfumes más secos que he olido.

 Iris, cuero y madera,  son los acordes principales en los que giran las demás notas, en ese orden, asaltan una y otra vez esta construcción extraña, lineal y perfecta en su diferencia. En mi piel se sucedieron, como en un torrente,  los aromas de humo  que siempre van pegados a la nota de cuero, pero también acuerdos ligeramente animálicos y algo especiados (me recordó a al cuero azafranado de Cuir de Lancome) mezclados con florales punzantes, secamente terrosos y atalcados; para decantar, hacia el final de su evolución, en notas resueltamente amaderadas, cálidas con ligeros tintes de moho y dulzor almizclado de orina vegetal. Característica intrínseca de la madera de oud.

Iris Nazarena es tan bella como un animal extraño, cuan felino oscuro  impacta por su belleza y desconcierta pues, se ve dócil, delicado y a momentos indiferente, pero es capaz de asaltarte con sus garras y dejarte sin aliento. La usé por primera vez en la ciudad con 37 grados centígrados y casi morntoue no es ni fuerte, ni debil,n 37 grados centz de asaltarte con sus garras y dejarte sin alientoue no es ni fuerte, ni debil,í ahogado bajo su estela narcótica de humo ancestral…no pude dejarla ir, me dejo sin aliento y me robó el corazón.

Duración en mi piel de seis perfectas horas con una estela muy potente solo la primera de ellas. Es un perfume para ocasiones especiales y temperaturas cálidas que vale la pena su alto costo.


Pronto hablaré de otras bellas creaciones de esta magnífica casa.

viernes, 8 de julio de 2016

Flore de Carolina Herrera...o los últimos vestigios de un floral desaparecido.

Año de lanzamiento: 1994
Creador: Rosendo Mateau y Carlos Benaim.
Estado: descontinuado; aún puede encontrarse en línea.
Principales notas (…o a qué huele en mi): salida plástica y verde, toques agrios y metálicos, jazmín fresco, lirio de los valles húmedos (muguete) , tallos de plantas verdes y maderas con toques atalcados.
Usos: especiales y que requieran de formalidad. Es un perfume complejo por ende, requiere de la vestimenta adecuada. Absolutamente femenino.
Duración y estela: enormes  en mi piel dura ocho horas siendo muy fuerte las dos primeras.

 

En mi viaje por el mundo de los aromas he descubierto que categorizo a los perfumes en relación a las sensaciones que estos me aportan. Nunca he creído que la perfumería tenga sexo pero, debo reconocer que un Volupte, Amarige o Paris, difícilmente calzarían con la piel de un hombre; sé que es un prejuicio de mi parte pero, el mundo está estructurado en relación a estereotipos de género y,  la costumbre pesa tanto que, es muy difícil poder sobrellevar esos escollos; si ya me considero lo suficientemente valiente para salir por ahí oliendo a Coco o a Lou Lou, hay algunas hermosas creaciones florales que solo me atrevería a usar en la intimidad de mi casa . No sé si es una forma de acatar las reglas sociales de lo que un hombre debe vestir u oler o bien un afán tan egoísta de beberlos íntegramente desarmando y volviendo a armar cada uno de sus acuerdos; aquí soy como Greunille, el protagonista de la genial novela de Suskind, en mi cueva, cenando olores y disfrutando apartado del mundo.

Estos perfumes son para mi y es que es imposible que pueda compartir Diorissimo o Champagne (Yvresse) con los demás, prefiero guardármelos para disfrutarlos solo,  como hijo único que soy.

El perfume del que quiero hablar es Flore de Carolina Herrera y pertenece a esa categoría de descubrimiento fantástico; esta creación verde y floral un tanto agria, había pasado por mi ideario sin causar mayor interés y como muchos otros habían muertos en los recuerdos regidos por  las reglas de la economía de mercado y es que 212 fue un boom que eclipsó la delicadeza titánica de este bello perfume descontinuado. Flore es un floral blanco y verde, cremoso y ligeramente indólico que recuerdan el ADN olfativo  de Carolina Herrera antes del éxito citadino del código de Nueva York.

Me tope con el por casualidad en una tienda de cosas antiguas donde suelo curiosear, mi búsqueda se centraba en un Diorissimo de principios del milenio, cuando Dior aún era Christian Dior, y me llamó la atención la botella con tapón de ramo de flores pues, una querida amiga lo usaba en la Universidad, lo probé y fue la gloria…absolutamente floral, sarcásticamente plástico y ahogantemente fuerte, como mil flores atrapadas en un espacio reducido y sofocante, bello pero profundamente soporífero e incluso mortal.  Mientras escribo estas notas en la soledad de mi casa me he puesto unas gotas de Flore para poder inspirarme y estoy en la gloria, en un estado mayâvico de introspección fomentada por este potente y noventera fragancia.

Es cierto que huele antiguo y es cierto que su estructura pareciese propia de los ochenta y no de la androgia característica de los noventa, es un perfume de mujer y se requiere ser lo suficientemente elegante, delicada pero a la vez avasalladora para poder vestirlo. Flore jamás calzaría con jean en un almuerzo de domingo y jamás permitiría una ocasión casual.

Sus acuerdos principales rodean el jazmín y el muguet con todo y hojas, tallos verdes y ramas, es ligeramente acidulado y agrio, me recuerda las notas de calone de Escape de Calvin Klein, pero sin caer en la sensación de “fruta madura” de este ultimo. Notas de salida: acuerdos de frutas y aldehídos muy tenues que se entretejen con acordes de lila, tallos frescos de plantas de verano y sabia vegetal que le otorgan ese aspecto “plástico” y agrio, tan característicos de este tipo de florales. Luego jazmín y lirio de los valles con toques de lila que se mantienen durante muchas horas.

Hacia el final de su camino olfativo las nota amaderadas y ligeramente polvosas del sándalo y el iris, rodean al aroma de flores blancas y frescas.

El perfume se configura como una mezcla apretada de notas y trazos florales complejos, sin embargo, por ahogante que esto pueda parecer es tan predominante el acuerdo de jazmín y muguet, que sobresalen por entre todas las demás, otorgándole frescura simpleza y un candor que, pese a lo intrincada de su estructura, le confieren un grado de bella simpleza. No es inocente como Diorissimo pero podría pasar por su fragancia hermana.

Nota a parte: siempre que escribo sobre un perfume realizo el siguiente ritual, probarlo unas tres o cuatro veces antes, en papel y en mi piel. Y el día que decido sentarme a escribir sobre el, me ducho y me lo aplico para que su espíritu me oriente. Hoy no fue la excepción pero, durante la mañana había usado la bestia de Tobacco Vanille de TF, que solo se aminora con una ducha por ende, ambos aromas se mezclaron y el resultado fue un descubrimiento muy especial. Tabaco seco rubio y dulce, vainilla cruda y flores blancas con toques cítricos: perfumón!

Me retiraré por un tiempo, pues me voy de viaje. Pretendo conocer muchos lugares y algunas de las más bellas perfumerías del lugar donde voy.

Estaré en el centro del mundo y veré que aromas hay ahí para descubrir, emocionarme y poderles contar …nos vemos en un mes!