lunes, 19 de octubre de 2015

Sisley: Eau du Soir y Eau d´Ikar...la quinta esencia del lujo discreto

No tengo una historia secreta con Eau du Soir de Sisley; nunca ha estado presente en mi ideario personal, ni tampoco lo ha usado alguna persona especial en mi vida. Me tope con esta chypre en un aeropuerto, una de esas esperas eternas para hacer transbordo de avión, cuatro horas para ser exacto; tiempo que aproveche para probar perfumes a los que no tengo acceso, tomar notas en la libretita negra que siempre llevo conmigo y así,  ayudarme a recordar las imágenes que me despiertan las fragancias. Es un buen ejercicio de la memoria y una actividad sinestésica que mantiene la mente despierta a las impresiones de los sentidos.

Lo olí, lo probé, lo encontré horrible, me lave las manos y, como eran cuatro horas de espera lo volví a probar y garabatee un par de palabras: jabón de buena factura, moho, tierra, hierba seca, flores medicinales…antiguo. En esa época no tenía el gusto por los chypres antiguos y mi nariz estaba más acostumbrada a las grandes marcas comerciales y sus olores hechos para encantar a todos; hace poco volví a probar Eau du Soir, junto con otros Sisley que iré comentando y debo decir que la historia a cambiado…



Recuerdo que cuando era niño viajaba al sur de mi país en las vacaciones de verano, del hemisferio en el que vivo la navidad se celebra en la estación estival y vamos a la playa en enero, el tema es que todos los veranos mi familia, una muy numerosa familia, tal vez demasiada para un niño que, como yo, poseía una tendencia patológica a la soledad, nos trasladábamos a un pueblo costero a pasar los días de calor. Playa, primos, juegos, duraznos maduros, helados de jugo de manzana que se comían con arena, (es parte de la tradición infantil comer en la playa alimentos con granos de arena) y eternas tardes de juegos y diversión sin fin; me gustaban esas instancias de ruido y alegría desbordada pero también recuerdo con nostalgia cuando me escapaba de todos para estar conmigo mismo, subía a la ladera de un cerro cercano y en el alto de éste  por donde se podía ver el mar en toda su extensión, me tendía sobre un prado de hierba secada al sol, miraba el mar, cerraba los ojos y el aroma salobre se mezclaba con la hierba seca, tierra, flores de manzanilla y el ocaso. Eau du Soir huele a eso…o por lo menos cuando lo volví a probar hace un par de semanas atrás mi mente recordó esos instantes preciosos.

Estos Sisley no son perfumes fáciles y no están hechos para cualquier nariz, como buen clásico de la perfumería pertenece a la época en que lo comercial (y la IFRA) no tenían cabida en la industria; los aromas representaban conceptos, historias e ideas que buscaban representar la excelencia del diseñador y de la casa que ponía su nombre en los frascos. Eau du Soir es un acuerdo floral-herbáceo, terreno y húmedo; huele como un jardín ligeramente húmedo calentado al sol de la tarde, un poco seco, un poco verde, un poco metálico y absolutamente natural.

Miles de blog en internet hablan sobre la historia de este perfume y de que su uso fue exclusivo de la condesa Isabelle d´Ornano durante una década hasta que, motivada por un amigo, decidió ponerlo a la venta. El perfume es un acto de amor de su esposo Hubert y busca recrear los aromas de su jardín de la niñez, en España; recibe el nombre de Soir (crepúsculo, tarde o el momento en el que acaba el día y empieza la noche), debido a que la flor siringa o jeringuilla expele su perfume solo al frescor nocturno del ocaso.  El concepto de Eau du Soir no es otro que el construido por el nostálgico L´huere Blue de Guerlain puesto que, ambos recrean el ocaso, ambos son nostálgicos, conceptualmente florales y guardan una historia de amor en sus componentes, sin embargo, son absolutamente diferentes o, mejor dicho, sus versiones de una misma idea no son comparables.

En este post no solo hablaré de Eau de Soir sino de su contraparte masculina la enigmática Eau de Ikar.


Eau du Soir.

Año de lanzamiento: 1990
Perfumista: Jeannine Mongine, Isabelle y Hubert  D´Ornano.
Estado: Por el uso de musgo roble lo más probable es que esté reformulado. Probé el perfume en tres oportunidades, en una de 2010 y incontables veces de otra de 2013 (poseo un pequeño decante de esta última). Y no he notado grandes diferencias, desconozco las versiones anteriores a esa fecha.
Principales notas (o a qué huele en mi): musgo de roble, húmedo pero a la vez cálido y fresco; hierbas del campo ligeramente secas y florales suaves, también un dejo de polvo de iris que le dan un tono atalcado y ligeramente antiguo.
Duración y proyección: duradero aunque su estela es moderada.
Imágenes que me provoca: el ocaso en la playa vista sobre un monte, tierra calentada al sol, aroma salobre del mar. Flores y plantas del campo.
Usos: no es un perfume de diario, como todos los clásicos, requiere de un momento especial para portarlo.

Al rociar Eau du Soir sorprende con una impresión fresca y suave de mandarina con trazos verdes de enebro y hierbas jugosas con aroma a sabia vegetal, la salida es fuerte y ligeramente amarga con puntos metálicos (casi rozando en los aldehídos) que potencian la idea del aroma del helecho y de otras plantas del campo. La salida es completamente hespéride pero, después de quince minutos, da paso a unos florales limpios y antiguos que son dominados por la presencia del iris atalcado y del clavel que, unido al jazmín, dan un punto cremoso y láctico pero muy tenue que dura solo un par de minutos antes que el musgo de roble lo inunde todo; en este punto la esencia del musgo es resaltada por puntos picantes de pimienta y los acuerdos verdes y profundo del enebro que le otorgan potente carga leñosa a la fragancia; a momentos me recordó a la madera de abeto y al aroma punzante de las piñas de algunas coníferas, sobre todo a aquellas que caen de los árboles son mojadas por la lluvia y después de día de calentarse al sol, abren sus semillas; también a las flores del cedro. Eau du Soir es un aroma peculiar que recuerda a la naturaleza, a la tierra y a la vida.

Al final de su estructura aromática, pasadas unas seis horas de aplicado, el musgo de roble con enebro e iris bajan su intensidad y comienza a aparecer un  fondo dulce y resinoso propio del ámbar con trazos de suave pachulí.


Eau d´Ikar.

Año de lanzamiento: 2011.
Perfumista:
Estado: No reformulado, la fórmula actual  es la ideada en el año de lanzamiento.
Principales notas (o a qué huele en mi): paja, hierba seca, raíz terrosa y cáscara de cítricos.
Duración y proyección: mediana, tanto su duración como su proyección dependerá de las sobreaplicaciones.
Imágenes que me provoca: tarde de verano seco, calor, tierra. Una prado de hierba secada al sol, brisa veraniega pesada y ahogante.
Usos: diurno y con días frescos.

Eau d´ Ikar es un concepto que se basa en el viaje mítico de Ícaro a través del firmamento en busca de su libertad, volando bajo los cálidos rayos del sol para escapar de la prisión del laberinto. Dédalo, padre del joven, fue encargado por Cnosos, rey de Creta, para construir el laberinto y una vez finalizada la obra fue encerrado dentro de el. Ícaro construye alas para escapar hacia la libertad y paradójicamente esta esencia no evoca, o por lo menos a mi, una sensación de escape y autonomía consciente sino todo lo contrario, ya que la sequía y tosquedad de la fragancia rememoran la contemplación y la necesidad de estar ligado íntimamente con los sentimientos más profundos. Eau d´ Ikar es un aroma introspectivo y personal; igual sensación  de soledad y bastedad me provoca Terré d´ Hérmes.

Un perfume con un dejo amargo y un poco áspero. Verde, cítrico y terroso, con una aire tosco y seco. Absolutamente diferente y para nada fresca...me recuerda en su fase media, al natre,  a una hierba amarga muy utilizada en el sur de Chile, con un dejo vegetal del tallo de dicha planta. Su salida es bastante fresca y llena de la tenacidad punzante y amarga de los aceites cítricos que se encuentran en la cáscara de dichas frutas, matizadas por un tono a hierba seca y paja. Hacia el final trazos ambarados y vetiver no son suficientes para matizar el acuerdo de hierba seca que lo hacen característico.

Es un perfume especial, lleno de matices y no para cualquier persona. En cada fase de su transmutación, se percibe la calidad de cada uno de sus ingredientes.

Recomiendo probarla y darle una oportunidad...jamás para una compra a ciegas, es demasiado áspera, verde y terrosa para no probarla antes.


Dedicado a la madre de un amigo perfumero que amaba Eau du Soir.

                                                                                                                                 Coke.

4 comentarios:

  1. Hola Coke! Realmente muy agradecido, por tu reseña, me emocionaste mucho, se que tambien para mi mama fue un gusto que le dedicaras esas lineas, a la fragranca que amo. Un fuerte abrazo amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De nada Serch; lo hice con mucho gusto y me haz hecho pensar en que las personas que amamos jamás dejan de estar junto a nosotros.

      Eliminar
  2. Utilizé Eau de Soir durante 1999 hasta 2001 de manera habitual. Lo he tenido en mi armario siempre y la diferencia entre versiones, he tenido tres frascos, es que las dos primeras tenían mucho más sillage que la que me regalaron en 2002, pero mucho mucho y eran más opulentas, su presencia era indisimulable. No sé si me he explicado bien. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lamentablemente los perfumes se reformulan siempre; creo que la IFRA ha sido un buen negocio para los conglomerados de belleza... avalados por las restricciones tienen carta abierta para rebajar aromas y así, obligarnos a comprar más botellas... pero en fin, en el caso de Eau de soir sigue siendo una bella, enigmática y diferente fragancia... aunque mucho más débil. Saludos y gracias por tu lectura

      Eliminar