lunes, 25 de mayo de 2015

Angel de Thierry Mugler: endiabladamente bello.

L
Lanzamiento: 1992
Familia: oriental golosa (Angel inaugura esta familia).
Perfumistas: Oliver Cresp e Yves de Chirin.
Principales notas (o a qué huele en mi): frutas maduras, caramelo quemado, pachulí, vainilla y azúcar.
Estado: en producción, pero reformulado...aunque esto se bada en mi percepción basada en ser seguidor de la casa desde hace 10 años.
Usos: cuando se quiera impactar...evitar los espacios cerrados la primera hora de aplicado.



Angel surge como una visión de rescatar los sueños y los recuerdos de la infancia. Mugler decidió plasmar en su perfume la visión de su niñez y los aromas de su infancia. su abuela, los postres y las ferias de antaño...blah,blah,blah...esta historia es archiconocida; amo este perfume por que es irresistiblemente bello, endiabladamente bello (como decía la letra de una antigua canción), sin embargo, Angel debe ser catada uno, dos, tres y hasta cuatro veces, antes de si quiera pensar en comprarse una botella. Yo lo hice a ciegas, pero en mi caso tengo una tendencia patológica por perfumes que me aturden. 

Angel es una criatura dulce, muy dulce de hecho, pero no es un dulzor al que estamos acostumbrados en la actualidad; este aroma no es adolescente, rojo o rosado, es dulce ambarino, potente, dorado y cálidamente confitado, como una pana otra de frutas glaseadas cubiertas de caramelo quemado, perfumada con vainilla y bañadas en chocolate. Empalagoso, desenfadado y narcótico, para nada tierno o angelical. No es naif, pese a su nombre, no es suave ni diáfano o elegante; es un demonio picante y juguetón que nos sorprende con su picardía y su constante ostentación.

En la salida, frutas maduras, dulces y para nada frescas; bañadas con caramelo y pachulí en demasía. Pasados unos 15 minutos, tal vez, se agrega a esta composición un chorro de miel, que hace un efecto como si la fragancia fuese deshaciéndose en un néctar jugoso y ultra maduro, donde el dulzor hace picar la nariz arrasando con todo y todos a su paso. En este punto la estela es gloriosa, para aquel que pueda aguantarla. 

La miel afrutada de las notas medias se transforma, ligeramente, en maderas cálidas y resinosas, ambaradas y mielínicas con un toque de azucar quemada que lo controla todo; en ese punto sentí un olor similar a la madera del árbol de jacarandá, mutando suavemente a una cobertura de chocolate bitter, el único ingrediente suave de este perfume. Aquí no importa cuantas notas diferenciemos puesto que, pachulí, vainilla y caramelo quemado lo inundan todo, de principio a fin. Cálido, otoñal y luminoso, impactante y aturdidor; sin embargo, ya no dura y aturde como antes...su fórmula se ha amansado y estructurado bajando el pachulí y la nota de  caramelo quemado. Por terrible que esto parezca, el resultado se traduce en un aroma más fácil de llevar y más adaptable; igual opinión tengo con respecto a A*men de la misma casa.

No me mal interpreten, no es un agua diáfana sigue siendo muy potente, sin embargo, en mi no es el monstruos de longevidad y estela que lo convirtieron en una leyenda; dura sí, pero no tanto como quisiera. Le daré mil y una oportunidad pues Womanity, también de Thierry Mugler, en mi fijó solo a las dos semanas de haberlo usado...ahora lo siento tan fuerte, que solo tres pulverizaciones son suficientes. Espero que, por lo magnífico de esta fragancia, el comportamiento olfatorio se repita.

                         
Note 



Si a alguien no le gusta Angel recomiendo probarlo con atención y moderación puesto que, requiere de una nariz entrenada o de una personalidad resuelta que no pueda ser pasada a llevar por el perfume que se porta. 

Un clásico, un ícono, malvado, demoniaco y profundamente bello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario